«Esto debe servir de advertencia, es necesario luchar contra el trabajo clandestino», sostiene el secretario general de Comisiones Obreras, Juan Luis Aróstegui. «Es necesaria una unidad especializada contra el trabajo ilegal», propone Aróstegui recordando que es una propuesta que han llevado «muchas veces» ante las dos administraciones (local y estatal) y que siempre ha caído en saco roto. Una propuesta que pasaba por la coordinación de la Inspección de Trabajo y la Policía Local para llevar a cabo un «rastreo eficaz» de la contratación clandestina. «Pero lo cierto es que la Administración nunca ha mostrado verdadero interés», lamenta el secretario general de Comisiones Obreras.

A juicio de Aróstegui, la cooperación de la Policía Local podría ser determinante, aportando medios humanos y materiales y acompañando a los inspectores de Trabajo en su tarea. Una propuesta que, insiste el secretario general de Comisiones Obreras, ha sido reiteradamente desechada por el Gobierno de la Ciudad y el Ministerio de Trabajo en Ceuta.

Culpa de todos

«La culpa es de todos», sentencia Eloy Verdugo (UGT) que, al igual que Aróstegui, declina responsabilizar sólo a la Inspección de Trabajo. «La culpa es de toda la sociedad, todos miramos hacia otro lado», reconoce Verdugo aludiendo a los muchos trabajadores ilegales que trabajan en Ceuta. Una confesión en la que coincide también Aróstegui (CC. OO) que reconoce que la contratación clandestina «al final termina beneficiándonos a todos» ya que, recuerda, se recurre a la ilegalidad por motivaciones de rentabilidad, especialmente en el sector de la construcción pero también, y cada vez más, en la hostelería.

En febrero de 2005, el entonces ministro de Trabajo, Jesús Caldera anunciaba «tolerancia cero» en la lucha contra la contratación ilegal una vez finalizara el proceso de regularización de trabajadores inmigrantes. Una política que trajo consigo el refuerzo de la Inspección de Trabajo en Ceuta para vigilar la contratación de trabajadores transfronterizos. Es evidente que el refuerzo no sirvió para mucho.