El gasto público en políticas sociales bajó un 3,5% en la década más próspera de España

El Centro para la Paz constata que el crecimiento económico acrecienta las desigualdades

Las Provincias, A. PRÁDANOS, 07-05-2008

España se ha afianzado en esta década dentro del top ten de las grandes potencias económicas del mundo, la riqueza ha hecho nido en la vieja piel de toro y los indicadores echan humo comparados con tiempos pretéritos. Sin embargo, el maná no ha caído por igual para todos, La distribución de la riqueza ha sido dispar, ha crecido la brecha entre ricos y pobres y, sobre todo, se ha ido alejando del viejo patrón modélico al que tantos aspiraban, el de las sociedades nórdicas del bienestar.

El diagnóstico del Barómetro Social de España 1994 – 2006 está lleno de claroscuros. Entre los datos más negativos, el estudio, editado por el Centro de Investigación para la Paz (FUHEMCIP), destaca el retroceso del gasto público en políticas sociales protectoras.

En pleno ciclo de expansión económica, entre 1994 y 2005, el porcentaje del PIB que el Estado destinó a la educación, la sanidad, las prestaciones asistenciales, la atención a la dependencia, guarderías, políticas de familia… en suma, a todo aquello que se traduce en bienestar social, bajó un 3,5%, del 28,7% al 25,2%. Este retroceso acrecentó de nuevo la brecha entre España y la media del gasto social en la UE, del 33,1%.

A ello se une la “privatización acelerada de la sanidad, la educación, la vivienda y las pensiones”, subraya. La cuota de mercado de la sanidad privada ha pasado del 24,5% al 29% en el período estudiado, y convierte a España en uno de los países de la UE que más ha privatizado su sistema sanitario a partir de 1990. Y un tercio de la educación española es de titularidad privada, el mayor porcentaje de la UE después de Bélgica y Holanda. En vivienda también se da una evolución negativa; en 199 el 24% de los pisos edificados eran de carácter social; en 2006 la vivienda pública no llegó al 9% del total.

El Barómetro, elaborado por el colectivo Ioé, aglutina un total de 180 indicadores socioeconómicos, estadísticas oficiales pero habitualmente dispersas, para ofrecer un retrato de conjunto sobre cuestiones como la redistribución de la riqueza, la evolución la renta y el patrimonio, junto con variables como el acceso a la vivienda, la contaminación ambiental o España en el contexto internacional.

Hay más elementos de desequilibrio en la década prodigiosa de la economía española que afloran con crudeza ahora, cuando la época de las vacas gordas parece haber pasado, aseguran los autores. Así, mientras el capital inmobiliario y financiero se ha más que duplicado, a un ritmo de crecimiento anual del 8% derivado del boom especulativo y el ‘ladrillazo’ – el doble de lo que ha crecido estos años la economía productiva – , el salario medio se ha recortado en un 2,4%. Además, la deuda de los hogares se ha triplicado en estos años, creciendo seis veces más deprisa (225%) que su renta disponible (39%), y el ahorro ha caído un tercio, hasta el 10% de la renta disponible. La causa hay que buscarla en las hipotecas.

“Esta evolución ha incrementado la desigualdad y generado una situación social muy asimétrica entre una minoría, que acapara la mayor parte del patrimonio financiero e inmobiliario, y otra de gran penuria socioeconómica”, argumentó Carlos Pereda, coautor del estudio. En cifras de 2006, un millón y medio de españoles contaban con ingresos mensuales medios de 5.000 euros mientras que seis millones de personas percibían apenas 300 euros, sobre todo jóvenes, mujeres e inmigrantes no comunitarios que combinan períodos de paro con empleos temporales.


Expectativa de vida

Las personas en situación o riesgo de pobreza pasaron de 7,6 millones en el año 94, a 8,9 millones en el 2006. En ese lapso de tiempo se ha mantenido estable la tasa de pobreza severa, el 8% de la población, y creció un punto, del 11 al 12%, el riesgo de caer en situación de pobreza.

El Barómetro incluye indicadores sociales más optimistas. Los españoles, recuerda, han seguido aumentado su expectativa de vida, hasta colocarse entre los tres primeros países de la UE – las féminas españolas son las más longevas – . El reverso es un mayor índice de enfermedades asociadas al envejecimiento y también, como nuevos ricos que somos, mayores tasas de obesidad. La desigualdad de género mengua en ámbitos sociales importantes, aunque se mantiene la discriminación laboral y las españolas cobran, de media, entre el 25 y el 30% menos que sus homólogos masculinos, por igual trabajo.

Entre los años 1994 y 2006 bajó la delincuencia en España pero aumentó el número de presos hasta la cifra récord de 64.000 en el año 2006. Y aunque los españoles somos los que más acudimos a las urnas cuando toca votar en las elecciones, en torno a un 70% según sean generales o autonómicas, apenas una quinta parte de la población participa directamente en los asuntos públicos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)