Más de 50 indios mantienen el pulso al Gobierno en busca de papeles

Los inmigrantes viven desde hace un mes en un monte de Ceuta tras huir de un centro

La Razón, Gonzalo Testa, 05-05-2008

Escarmentado por lo sucedido hace unos meses y dispuesto a no refrendar el precedente, el delegado del Gobierno en Ceuta, Jenaro García Arreciado, advirtió ayer a los 67 inmigrantes de nacionalidad india, que están a punto de cumplir un mes viviendo en los montes de la ciudad autónoma, de que el Ejecutivo de Zapatero no promoverá «ninguna medida de gracia» para responder a su presión. «El cumplimiento de la Ley de Extranjería es inexcusable», reiteró ayer el político onubense después de que, esta semana, uno de los indocumentados volviese al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) local aquejado de altas fiebres.

«Estaba enfermo y no muy bien de la cabeza», valoró ayer Rocky Ghotra, de 20 años, erigido en portavoz del grupo fugado, la «deserción» de su compañero. «Estamos dispuestos a seguir en el monte hasta encontrar un final feliz a nuestra situación», aseguró el inmigrante, representante de un grupo exclusivamente masculino con una edad media de 25 años que lleva entre doce y dieciocho meses en la ciudad norteafricana.

La primera semana de abril, coincidiendo con la primera semana de temperaturas veraniegas en Ceuta, 72 inmigrantes indios huyeron del CETI de Ceuta y se instalaron en la misma loma donde a finales del año pasado habían hecho lo propio treinta y tantos bangladeshíes.

Siguiendo ese ejemplo, que les facilitó su regularización en España contra el criterio de la Delegación tras ceder Interior a las presiones de un grupo de oenegés madrileñas, los hindúes se instalaron en unos terrenos militares de donde fueron expulsados por los militares diez días después.
Cuatro de ellos regresaron al CETI, uno de los centros más elogiados por las distintas delegaciones de la Unión Europea que revisan este tipo de instalaciones en España, tal como les vienen invitando a hacer los representantes gubernamentales cada vez que se pronuncian al respecto.
«Lo único que podemos hacer por ellos, aparte de comprender su drama humano, es invitarles a regresar al CETI, donde sin duda estarán mucho mejor que ahora», repitió ayer Arreciado.
Con el único respaldo de la Comunidad Hindú de Ceuta, representante de una las cuatro culturas, junto a musulmanes, cristianos y hebreos, que componen la población local, los temporales de mediados de abril sólo se han cobrado hasta la fecha otro «desertor», el que esta misma semana dejó el improvisado campamento aquejado de altas fiebres.

«Ayer nos visitó Ramesh Chandiramani (presidente de los hindúes ceutíes y potente empresario local) para traernos medicamentos junto a un médico», explicó Ghotra, partidario de mantenerse firmes hasta el final. «Hay otros compañeros enfermos y los picores son insoportables», dice el asiático procedente de la conflictiva región del Punjab, como la mayoría de sus compañeros, «pero tenemos la firme determinación de no movernos de aquí hasta encontrar un final feliz para nuestra situación».

La climatología, habitualmente benigna durante casi todo el año, es el otro pilar que sostiene el ánimo de los fugados, que dicen aspirar exclusivamente a ?cruzar el Estrecho y empezar a trabajar? con Londres como destino preferido en la mayoría de los casos. Ayer por encima de los 25 grados, el sol palía la escasez de ropa y agua y facilita cocinar en la hoguera. ?Con un fuego es muy difícil dar de comer a 67 personas, pero si llueve es imposible?, resalta lo obvio.

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