La crisis eleva un 24% el paro entre los inmigrantes en sólo tres meses

El País, AMANDA MARS, 02-05-2008

La fiesta del sector inmobiliario se ha desmoronado como un castillo de naipes, y de todos los que han quedado debajo, los inmigrantes son los que lo tienen más difícil para levantar cabeza. Paquistaníes, magrebíes, ecuatorianos… Han ocupado buena parte de esos empleos que el deterioro económico ha empezado a destruir en la construcción y los servicios y muchos tienen más dificultades para recolocarse por la limitación de sus permisos iniciales de trabajo. La mayor parte, además, vive solo en España, o bien debe mantener a su familia con su único sueldo. Por eso, una vez el jornal deja de entrar en casa, son los más vulnerables.

Las manifestaciones de ayer, Primero de Mayo, rebosaron de extranjeros, sobre todo en la de Barcelona. Y es que de los 246.600 desempleados más registrados hasta marzo, una tercera parte (97.000) son inmigrantes comunitarios y extracomunitarios. Su paro ha aumentado un 23,79% en sólo tres meses, frente al 12,7% que ha subido el desempleo total. Suman 504.700 parados extranjeros, con una tasa del 14,65%, dos puntos más que en el trimestre anterior, frente a la del 8,73% de los españoles.

La oficina de Cáritas en Cornellà del Llobregat, una población del cinturón rojo de Barcelona, es un buen termómetro. Toni Tur, que la dirige, cuenta que el número de inmigrantes en paro que llama a su puerta ha explotado en los dos últimos meses. Hace dos semanas llegó una docena a la vez, aparte del resto de personas que habitualmente ya acuden a la entidad para pedir asistencia, y por primera vez en años tuvo que organizar una reunión para ellos en lugar de entrevistas individualizadas.

“Esto no ocurría desde hacía unos tres años, antes del proceso de regularización de 2005, lo han notado todos mis compañeros de la zona”, explica.

Los hay que reclaman ayudas económicas para pagar el alquiler, otros que piden asistencia para alimentos y orientación en la búsqueda de empleo. A 630 kilómetros, en las oficinas de Cáritas en Madrid, se dibuja un panorama similar. Oficinas como las de Villaverde, Tetuán o Ventilla han notado aumentos exponenciales. El portavoz explica que el problema de la mayor parte de los inmigrantes “es que viven mucho más al día y además no tienen una red familiar que les proteja en situaciones de crisis”.

De toda la ristra de previsiones, la más reciente del BBVA, no es halagüeña: el ladrillo destruirá entre 330.00 y 440.000 empleos en dos años. Las grandes cifras que manejan sesudos departamentos de análisis corren como la pólvora a la calle de cualquier ciudad. Rizwan, un paquistaní de 32 años, era hasta hace unos meses uno de esos informadores de refuerzo que Renfe empleó en la estación barcelonesa de Sants cuando las obras del AVE desbarataron horarios y rutas de tren.

Después trabajó en un hospital y el 21 de marzo se quedó en el paro. “Ahora me gustaría encontrar trabajo de camarero”. Igual que Bouelham, otro albañil sin trabajo, con dos hijos.

Ambos llevan años en España y tienen paro, pero no siempre es así. “Los inmigrantes son los que sufren antes y más la crisis. Además, muchos han generado menos derechos y no acceden al seguro de paro; sin la cadena de protección familiar, caen en el desamparo”, explica el secretario general de Migraciones de CC OO, Julio Ruiz.

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