E.C.
LAS PALMAS. No lo quiso San Bartolomé en Güime y no lo quiere ahora Costa Teguise en Tahiche. La construcción de un nuevo centro de internamiento para inmigrantes en las isla de Lanzarote se está encontrando con una gran oposición vecinal. La junta directiva de la Asociación de Vecinos de Tahiche se reunió ayer a última hora de la tarde para perfilar las acciones que se tomarán a partir de ahora para evitar que levanten el centro en su municipio, «que ya alberga el ochenta por ciento de las infraestructuras sociales de la isla» (entre ellas, una cárcel).
En la reunión de ayer «establecimos el método para empezar con la recogida de firmas y para interponer un recurso contra la cesión del suelo del Cabildo al Estado» el plazo termina el 13 de mayo, explicó a este periódico Olivia Duque, secretaria y portavoz de la Asociación de Vecinos de Tahiche. «Además, hablaremos con todas las asociaciones vecinales de Lanzarote para convocar una manifestación».
«La llegada de pateras es menor que otros años y los indocumentados que alcanzan Lanzarote pueden ser trasladados a El Matorral, en Fuerteventura; sí que estamos de acuerdo con que construyan un centro de tránsito, pero no uno de 400 plazas». Este es uno de los argumentos de los vecinos para oponerse a las instalaciones. Pero también hacen causa con el «impacto sobre el turismo» y dicen que «al permanecer retenidos cuarenta días (período que marca la ley), si al expirar ese plazo no tienen sus papeles en regla, los inmigrantes acaban en la calle».
Aunque esa calle no será la de Lanzarote, sino alguna de la Península si son derivados, y en el peor de los casos para los indocumentados, la del país que abandonó con tanto esfuerzo y peligro si son repatriados.