Polémica

La Cañada Real también tiene su 'Pocero'

El Mundo, QUICO ALSEDO, 28-04-2008

Don Félix es el presidente de los vecinos, pero no vive allí. Es constructor, posee cinco empresas, ha hecho el alcantarillado y planea asfaltar. Suya era la pensión ilegal demolida el martes, donde vivían, a 350 euros la vivienda, 70 bolivianos que trabajan para él. ¿Explotador? «En absoluto, doy la sangre por ellos» Don Félix es el presidente de los vecinos de la Cañada Real, pero no vive allí. Nada sucede aquí sin que él lo sepa, pero se declara uno más.


Aunque en realidad sea constructor, posea cinco empresas y acabe de llegar de la República Dominicana, y bronceado. Un tren de vida aparentemente alejado de la evidente pobreza, como poco, del 90% de los habitantes del lugar.


Le llaman «explotador» porque tenía a unos 70 bolivianos, algunos de ellos sin papeles, alojados en un enorme edificio suyo en la Cañada, en terreno por supuesto ilegal. La gente lo conocía como «la pensión». Trabajaban en sus obras y les cobraba entre 350 y 500 euros por una vivienda al lado de la M – 50. «Hace negocio con la pobreza», dicen los vecinos.


El se defiende: lo hacía por el «bien» de los inmigrantes: «Lo hago todo por mis chicos. Todo se ha hecho con contrato para poder empadronarlos, y que sus hijos vayan al colegio. Y si a alguien le parecen caros los precios, que venga Dios y lo vea, tal y como está el mercado», explica entre los escombros del inmueble: la piqueta municipal lo demolió por estar, como todo en la Cañada, en suelo público.


Félix Rodríguez, «Don Félix», el Pocero de la Cañada Real, es el alcalde oficioso de la parte rica del asentamiento. Y la pobre la quiere lejos: «Tenemos que evitar que esto se llene de drogadictos, aquí viven profesionales, trabajadores, gente normal», alega. Es, de hecho, el interlocutor de los políticos: asegura que hace 10 días aquí estuvo Angel Pérez, el líder de IU, para hablar con él.


Don Félix llegó aquí «hace 27 años» y posee esta pensión ilegal en el lugar desde hace al menos siete, según confesión propia. Cerca de 20 viviendas a 350 euros, sólo hay que echar cuentas.


Además, ha puesto un kilómetro de alcantarillado (cobrándole 1.000 euros a cada vecino), ha inyectado tierra bajo algunas casas endebles y planea asfaltar las calles, «para que nuestros residuos no molesten» a la vecina Rivas. Según sus detractores, una táctica para facilitar el aluvión de gente y convertir el lugar en un polvorín social que fuerce a las autoridades a legalizar el asentamiento.


«Don Félix» incluso ha constituido – aunque lo ha negado a este diario – una sociedad mercantil con sede en el mismísimo local de la asociación de vecinos de la Cañada – esto es, en suelo público – para las obras que piensa realizar en el lugar. El nombre de la empresa, probablemente sintomático de sus intenciones urbanísticas: Construcciones Galiana Nuevo Desarrollo Sociedad Limitada, según consta en el registro mercantil.


Su entrada en escena el miércoles pasado, al día siguiente de que las excavadoras del Ayuntamiento demolieran tres edificios, fue fulgurante según testigos.


«Estábamos todos reunidos, vecinos, los bolivianos desalojados, gente de ONG… Y llega el tipo super moreno, bronceado, y se calla todo el mundo. Y dice: ‘¡Cabrones, esto lo han hecho porque sabían que yo estaba de viaje! ¡Si vuelven mañana, me planto aquí con 500 de mis hombres y se lo impido!’», dijo según algunos presentes, que lo describen como «un Jesús Gil sin barriga».


Más tarde, Rodríguez relativizaba su estatus económico a este diario: «Yo viajo por trabajo, a eso tuve que ir a la República Dominicana. El trabajo es mi vida, no sé hacer otra cosa. Bueno, y se da la casualidad de que mi hija trabaja en Air Europa y tengo billetes free. Por eso volví un día más tarde de lo que pensaba, y ellos [las excavadoras y el dispositivo policial] lo aprovecharon», sostiene.


«Don Félix» no quiere que se sepa que no vive en la Cañada, aunque algunos vecinos dicen: «Ese sólo viene a cobrar». La información sobre él es escasa en la propia Cañada, pero mucha en el registo mercantil. Además de la sociedad antes mencionada, posee otras cuatro: Fepilsa Construcciones, dedicada a la compraventa de bienes inmuebles; Desarrollos Urbanos Castilla, con un capital social de 338.000 euros; Desarrollo Palentino, capitalizada con 80.000 euros; y Construcciones Ferrofersa, dedicada a excavaciones y demoliciones.


Aún así, la más antigua de estas sociedades data de 2002, pero Rodríguez ha admitido a este diario haberse dedicado a la construcción «desde 1969». ¿Le ha ido bien en el negocio? «Mmmmm… Bueno… Esto son altos y bajos, ya se sabe», dice dubitativo. La sombra de la mano de obra hiperbarata se cierne sobre él tras la caída de «la pensión», aunque algunos de sus antiguos empleados bolivianos – muchos de los cuales proceden de la misma región: Cochabamba – reconocen que él mismo les consiguió los papeles de residencia.


La pensión: «1.250 metros cuadrados de viviendas, divididos en pisos «de 55 metros y amueblados»… «Oye, pero yo no vengo del Caribe gracias a esto, ¿eh?». Cuenta el Pocero de la Cañada que llegó aquí en 1981, cuando le dieron la excedencia de la empresa en la que trabajaba, «una constructora». Le construyó un pozo de 12 metros a un vecino de la Cañada, y recibió a cambio, «más 200.000 pesetas en un cheque emitido por Caja Madrid», la parcela. Puso una caseta prefabricada «para guardar materiales míos, de la construcción, pero a los tres meses ya me lo habían robado todo, así que tuve que construir algo más sólido».


Poco a poco, por partes, fue levantando la pensión «para empleados míos, pero ya no sé cuántos se metían ahí: creo que ha habido realquilados, pero yo en eso no me metía». Asegura sospechar que «aquí hay intereses muy grandes», y que se les quiere echar para urbanizar la zona. «Hace años, a un vecino de abajo le dieron 45 millones por su parcela». ¿A él nunca le ha llegado una oferta así? «Es que yo tengo mi conciencia. ¿Y qué hacemos con la gente que vive aquí, con las mujeres y los niños?».


¿Demagogia de un explotador? «A ver, estos señores tienen un contrato escrito, que juzguen lo que vale la casa… Yo no me he ido al Caribe por esto… Sólo me falta darles la sangre mía», termina.


Y HOY 10 ORDENES MAS DE DERRIBO: ¿VIOLENCIA?


Hoy podría estallar de nuevo el polvorín social en el sector V de la Cañada Real, 10 de cuyas viviendas han recibido en los últimos días órdenes de desalojo para ejecutar sus derribos hoy mismo. El pasado lunes, cuando los vecinos fueron informados por ‘radio macuto’ de que al día siguiente tendrían lugar demoliciones, se decidió responder de forma pacífica para borrar de la opinión pública la imagen de conflictividad generada hace varios meses, cuando la marabunta recibió a pedradas las excavadoras que pretendían derribar la casa de un marroquí llamado Abdul – casa, por cierto, levantada en el mismo lugar pocos días después de que la piqueta la redujera a escombros – . Así, la resistencia fue mínima a la acción de las piquetas, ayudada también por el impresionante despliegue policial, que podría reproducirse hoy. La decisión contribuyó a no criminalizar aún más a los habitantes de la Cañada, la inmensa mayoría humildes trabajadores en este sector, pero fue de una efectividad nula en el capítulo de impedir los derribos. Se lo decían unos a otros algunos ‘cañadenses’ del lugar: «Mucho pacifismo, pero ellos lo van a entender como que hay barra libre. Y si no nos oponemos, van a tirárnoslo todo».


Ayer tarde los vecinos discutían si volver a las barricadas contra la piqueta que muy probablemente podría llegar hoy muy de mañana. Y lo hacían aunque saben que los ‘secretas’ controlan sus movimientos en momentos como esos, para prevenir reacciones violentas: cuando lo de Abdul, resultaron heridos 22 agentes y cuatro civiles.


Y pocos metros, en la colonia Covivar de Rivas, otra visión: el Partido Local Ciudadanos de Rivas mostró ayer su apoyo a la intervención judicial «en cumplimiento de la ley, porque no se puede seguir permitiendo la impune situación, en donde numerosas personas se están lucrando ilegalmente con un terreno destinado para uso agrícola».

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