El racista mediático, a juicio

ABC, 12-04-2008

Gracias a una cámaras de seguridad que inmortalizaron el suceso, toda España ya había visto lo que Sergi Xavier M. M,. de 21 años, había hecho ese 7 de octubre a una menor ecuatoriana que viajaba en su mismo vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat. Las televisiones e Internet habían repetido hasta la saciedad – con riesgo de llegar a la insensibilidad – , su patada a la cara de la joven, sus collejas y sus golpes al pecho de la víctima, de 16 años. Hasta habíamos leído en sus labios insultos como «puta inmigrante» y «aquí vienes a zorrear» que le dedicó a la chica, por si quedaban dudas del móvil racista. Con todo, ni lo visto ni oído ya entonces por todos achantó a Sergi cuando, dos semanas después del incidente, gozando de una libertad con cargos que indignó a más de uno y puso en entredicho nuestro sistema judicial, espetó su supuesto alegato de defensa a los periodistas que acudieron a su pueblo, Santa Coloma de Cervelló (Barcelona). «No sé lo que pasó, iba borracho y punto. Ni me acuerdo casi de lo que pasó», afirmó. Pues borracho o no, lo que es seguro es que ese «y punto» no será final. Bienvenido a la resaca, Sergi Xavier.

Esta semana el juez de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) encargado de investigar este caso ha dado por concluida su instrucción y le imputa a Sergi un delito de trato degradante, otro de lesiones psíquicas – por las secuelas psicológicas que sufrió su víctima – , y una falta de malos tratos. Por el primer cargo se podría enfrentar a una pena de hasta dos años y, por el segundo, a una de hasta tres años. La falta se traducirá en una multa de días. Tras cerrar la investigación, el juez de Instrucción número 2 de Sant Boi ha dado diez días a las partes para que califiquen los hechos y soliciten la apertura de juicio oral.

En resumen, Sergi irá a juicio para responder por lo que hizo, algo de lo que se congratulaba ayer el embajador de Ecuador en España, Nicolás Issa.

Las cámaras dejaron retratado a Sergi y le será difícil pedir clemencia a la justicia, en forma de un castigo leve. En su favor, podría alegar esa supuesta melopea que le empujó a la degradación más absoluta o el trastorno mental de carácter grave que estalló en su rota infancia y del que se ha tratado durante diez años, según trascendió tras su detención. Su abogado defensor ya le aconsejará.

El problema de Sergi Xavier es que no hay duda de lo que hizo, así que sólo le queda provocar al juez incertidumbre sobre sus más profundos porqués. Y a todo ello, de lo que no se librará nadie cuando llegue el juicio – agresor, víctima y nosotros – , es de ver por enésima vez la «película» del horror.

JANOT GUIL

AP

Sergi Xavier M. M. fue identificado por las cámaras de vigilancia de un tren como autor de una paliza a una menor ecuatoriana

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