MUNDO

Otro drama para Myanmar

Medio centenar de inmigrantes ilegales birmanos perecen asfixiados en un camión frigorífico cuando intentaban llegar a Tailandia

El Correo, 11-04-2008

Aunque hace tiempo que el azafrán desapareció de los medios de comunicación, el drama en Myanmar, la antigua Birmania, continúa. Según miembros de la oposición en el exilio, la represión no ha cesado, pese a la presión de la comunidad internacional, y muchos birmanos sólo consideran la inmigración ilegal como escapatoria a la pobreza crónica que asola el país. En muchas ocasiones, su odisea termina en tragedia. La última, anteayer, cuando 54 birmanos, entre ellos 37 mujeres, perdieron la vida en el contenedor frigorífico en el que viajaban clandestinamente hasta la ciudad de Phuket, destino turístico por excelencia.

En el camión viajaban un total de 121 personas, que fueron incapaces de escapar cuando el sistema de ventilación dejó de funcionar correctamente. Podrían haber pagado entre cien y trescien – tos euros para llegar a las arenas blancas del sur del país y encontrar un trabajo temporal que, en muchos casos, sirve a los miembros de la familia que no se han desplazado para subsistir en los lugares de origen.

Su caso es paradigmático de la marea migratoria que surge de Myanmar, un país azotado por conflictos étnicos, narcotráfico, y una despótica junta militar que el miércoles hizo pública su propuesta para una nueva Constitución que en ningún momento ha tenido en cuenta a la oposición. Con este movimiento, el general Than Shwe y sus acólitos pretenden aliviar la presión internacional que se cierne sobre su régimen desde que estalló la ‘revolución azafrán’ en septiembre del año pasado. Sin embargo, la oposición denuncia que el nuevo texto proporcionará aún más poderes a los uniformados.

Los campos de refugiados del norte de Tailandia no dan abasto y las condiciones de inmigrantes y exiliados sufren una seria degradación. Según datos oficiales de Tailandia, en el reino trabajan legalmente unos 540.000 birmanos, pero a este número hay que añadir más de un millón de indocumentados, que generalmente sufren todo tipo de explotación. Laboral, en el caso de los hombres, y sexual, muchas mujeres, víctimas de mafias organizadas que las obligan a prostituirse tras haberlas engañado para que emprendieran el peligroso viaje al paraíso turístico del sudeste asiático por antonomasia.

Esclavitud sexual

De hecho, Myanmar está considerado uno de los principales países ‘emisores’ de mujeres y niños para la esclavitud sexual, en algunos casos dirigida a turistas occidentales, cuyo número cifran diversas ONG entre 15.000 y 50.000, al año. A pesar del riesgo, son muchos los que consideran que merece la pena intentarlo. «Muchos consiguen su objetivo y no sufren explotación. Las condiciones laborales aquí son generalmente mejores que en Myanmar, y no sufrimos el acoso de los soldados, que suelen violar y hasta matar a nuestras mujeres y niños», comenta un refugiado del campamento de Banlan.

En el drama de la inmigración ilegal entre Myanmar y Tailandia, generalmente participan policías y militares de ambos países, y se ha convertido en un lucrativo negocio que mueve decenas de millones de euros. La ruta más utilizada es la que une el norte de Tailandia y el centro de Myanmar en la región conocida como ‘triángulo del oro’, que también es uno de los puntos clave del tráfico de opio y otros estupefacientes. El acoso del Gobierno de Bangkok, empeñado en acabar con esta lacra, ha llevado a buscar rutas alternativas. El miércoles, los 121 inmigrantes habían llegado en una barcaza a la provincia sureña de Ranong. «La mafia siempre va un paso por delante», reconoce un policía tailandés. Como sucede en todo el mundo, llegar al paraíso soñado puede tener un precio muy alto.

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