Los Mossos detienen a cuatro rumanos por retener a dos compatriotas y obligarles a robar

El Mundo, HECTOR MARIN, 11-04-2008

Viajaron desde su país – engañados – en busca de una oportunidad. Esa puerta a la esperanza se convirtió en una angustiosa pesadilla. Un piso en el casco antiguo de Castelldefels – de 68 metros cuadrados – se fue una prisión durante siete días para dos hombres rumanos, de 38 y 28 años. Sus captores son cuatro compatriotas detenidos por los Mossos d’Esquadra y ya en libertad con cargos.


Los retuvieron bajo llave en un bajo de la céntrica calle de la Iglesia. Sin pasaportes ni teléfonos móviles, confiscados.Sin comida: «No te daremos nada de comer hasta que no robes lo suficiente», les decían. Los recluidos tenían que saldar una deuda: dos billetes de autobús (Rumanía – Barcelona) pagados por sus anfitriones.


Estos habían tenido enfrentamientos con algunos de sus vecinos, no demasiado sorprendidos por el caso: «Estamos hartos de ellos: llevan un año y medio de borrachera, con la música a tope; han hecho parrilladas en el patio a las tres de la mañana, vivían como en su país de origen», señaló uno de ellos.


El piso era una constante entrada y salida de chicas que ejercían la prostitución en clubs de alterne de Castelldefels, señalaron a este diario fuentes del entorno de los detenidos. Sin embargo, a los detenidos – Nastase B., 30 años; Corneliu P., de 30; Ionut B., 24; y Marian V., 21 – no se les imputa ningún delito de prostitución.Están acusados de extorsión, detención ilegal y falta de lesiones.


Los captores, no satisfechos con obligar a sus compatriotas a robar la ropa que previamente habían seleccionado en centros comerciales como L’Anec Blau o Barnasud, los amenazaban, insultaban y golpeaban. Antes habían sido embaucados telefónicamente. El anzuelo: una falsa promesa de sendos puestos de trabajo como albañiles. La realidad: sus familias, en Rumanía, pagarían las consecuencias si ellos abrían la boca. En sus carnes habían comprobado la contundencia de los golpes de los imputados: recibieron una terrible paliza tras intentar escapar – sin éxito – de su cautiverio.


Uno de los extorsionados fue detenido el 25 de marzo tras ser delatado por el detector antirrobos de un centro comercial, en L’Hospitalet. Al día siguiente, y tras colaborar con los investigadores, fue puesto en libertad con cargos. Sus captores lo esperaban.


Cuatro días después, tras una semana de retención ilegal, los dos hombres aprovecharon un descuido para escapar. Acudieron a la Policía Local de Castelldefels, situada a unos centenares de metros de su reclusión. Las dos víctimas residen ahora fuera de Cataluña, para evitar las posibles represalias. El Consulado rumano y los Mossos les buscan alojamiento, ya que no disponen recursos económicos.

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