Medio centenar de alumnos del IES Isla Verde y del colegio Nuestra Señora del Cobre participaron ayer en una jornada de convivencia intercultural que demostró una vez más que otro mundo es posible.

El encuentro tuvo lugar por la mañana en las dependencias de este centro algecireño dedicado a la educación de niños inmigrantes indocumentados. Hasta allí se desplazaron 24 alumnos del Isla Verde de cuarto curso de ESO, acompañados por varios profesores y visitaron las instalaciones del centro y los hogares donde viven los jóvenes inmigrantes.

Una vez en el salón de actos, se procedió a la presentación de los alumnos y se realizó una primera actividad que consistía en escribir los nombres de los jóvenes españoles en árabe y los nombres de los chicos marroquíes en español.

Los alumnos del Aula de Adaptación Temporal Lingüística del centro del Cobre presentaron un exposición oral y visual sobre la realidad de Marruecos. Los jóvenes hablaron de los tópicos que los españoles tienen sobre su país, y de la riqueza histórica, geográfica y cultural de sus ciudades de origen.

La exposición resultó muy enriquecedora para los alumnos participantes del IES Isla Verde, ya que tan sólo uno de ellos había viajado a Marruecos.

A continuación, a través de la realización de dos juegos dirigidos por el mediador intercultural del centro, los alumnos analizaron el fenómeno de la inmigración y reflexionaron sobre sus causas y sus consecuencias con el objetivo de fomentar la empatía sobre el hecho migratorio.

A través de una noticia cuyo titular hablaba de un barco que llegaba a las costas cargado de inmigrantes, aprendieron que la inmigración es un fenómeno cíclico a lo largo de toda la historia y en el que todos podemos participar. Al leer el titular, todos los jóvenes participantes en la convivencia coincidieron en que se trataba de un barco cargado de marroquíes que llegaba a costas españolas. Sin embargo, al leer con detenimiento el texto, vieron que se trataba de una noticia publicada en 1950 sobre la llegada de inmigrantes canarios a las costas de Venezuela en busca de un futuro mejor.

Canciones y bailes

El encuentro finalizó con un té con pasteles típicos marroquíes y una pequeña fiesta en la que todos representaron canciones y bailes típicos de su país, entre los que no faltó, cómo no, el ‘Chiqui – Chiqui’.

El profesorado de ambos centros, bastante emocionados, resaltaron «momentos mágicos» del encuentro que demuestran que los jóvenes «están construyendo la sociedad del futuro» y que a ambos lados del Estrecho «nos unen más cosas de las que parece en un principio».

Tras el intercambio de teléfonos y correos electrónicos, los jóvenes se despidieron con la promesa de volver a verse. Todos coincidieron en lo positivo de este encuentro, en el que los jóvenes se han dado cuenta de que otra sociedad es posible y que somos más parecidos que distintos.