El pueblo gitano

El Correo, Iñigo Lamarca Iturbe, 08-04-2008

Quiero aprovechar la celebración de este día para llamar la atención sobre una realidad: la incomprensión que hay en nuestra sociedad hacia todo lo relativo a ‘lo gitano’. Las administraciones públicas están empezando a asumir con responsabilidad el reconocimiento social y cultural, y la persecución sufrida por el pueblo gitano. Ello ha implicado la puesta en marcha de medidas que promueven su inclusión social y económica. El trabajo que están realizando es difícil, porque el aislamiento y la exclusión a la que se les ha sometido durante tanto tiempo no pueden superarse en unos pocos años. Los frutos se verán en futuras generaciones. Pero es un trabajo que merece la pena y, como Ararteko, todos los esfuerzos que se están realizando por parte de agentes sociales e institucionales tienen mi más alta consideración. Me refiero a la lucha contra el fracaso escolar, a que dispongan de alojamiento adecuado y vida digna, a su inserción en el mercado laboral, a que tengan una voz en los asuntos públicos, entre otros. Las medidas impulsadas están siendo, en ocasiones, contestadas socialmente porque no se entiende que las personas gitanas reciban algún apoyo. Se culpa a todo el pueblo gitano del comportamiento de algunos de sus miembros, que, por otro lado, ya tiene su respuesta judicial. Un ejemplo: sin conocer a la persona que se va a alojar en una vivienda, sólo porque se sabe que es gitano o que vivía en un lugar ‘conflictivo’, los vecinos intentan evitar su realojo. Quizá, además del realojo, se necesiten más medidas que ayuden a la convivencia vecinal, pero es importante tener claro que la inclusión social de las personas gitanas y su promoción como ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI en igualdad de condiciones con el resto requiere que convivamos unos con otros, en los barrios, en el trabajo, en la escuela Ni se les puede aislar, ni obligarles a que recorran pueblos y caminos en busca de un lugar más ‘amable’ que, la historia lo demuestra, nunca ha llegado a serlo del todo para este pueblo. Hemos dado pasos importantes, como la ratificación del Convenio marco para la protección de las Minorías Nacionales o la aprobación del Plan vasco para la promoción integral y participación del Pueblo Gitano en el País Vasco, pero queda pendiente cumplir de una manera plena los compromisos asumidos, y luchar contra posturas discriminatorias que interfieren su cumplimiento. Se lo debemos y, seguramente, las próximas generaciones lo agradecerán.

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