Esa marcada volatilidad del mercado de trabajo vasco castiga de manera especial a los jóvenes, hasta el punto de que sólo uno de cada cuatro contratos nuevos son para este segmento de la población. También los trabajadores inmigrantes sufren de forma especial esa baja calidad del empleo, y de hecho aunque en este primer trimestre del año se han suscrito más contratos, la tasa de temporalidad de éstos es todavía más elevada que la de los trabajadores autóctonos. Dado que año a año se repiten las cifras de temporalidad sólo cabe concluir que las sucesivas reformas del mercado laboral han servido para dar prioridad a la lógica de obtención de beneficio, dejando en un segundo plano los derechos sociales y la seguridad laboral.