Bandas urbanas y juveniles

Hace poco más de cinco años que desembarcaron en el Estado español y se estima que, en estos momentos, pueden ser 250 los grupos organizados, especialmente en las grandes ciudades.

Deia, 07-04-2008

EL fenómeno de las bandas juveniles desembarcó en el Estado español hace cinco años, aunque en el caso de las latinoamericanas en versiones menos feroces que sus originarias, y se han asentado en las grandes capitales, donde estarían actuando más de 250 grupos.

Según la juez de menores Concepción Rodríguez González, las bandas en España podrían clasificarse en aquellas que tienen una ideología definida: de extrema derecha (se habrían identificado 47 grupos) y de extrema izquierda (70), y las latinoamericanas que, en 2007, podrían ascender a 150.

Se asientan sobre todo en Madrid y Barcelona, pero el fenómeno también se está extendiendo en los últimos años a Valencia, Murcia, Andalucía y Aragón.

Su implantación en Europa es reciente y a diferencia de las que actúan en latinoamérica son menos peligrosas porque no están vinculadas al tráfico de armas y de drogas, explica la juez que ha intervenido esta semana en unas jornadas sobre la violencia escolar y grupal de la Universidad Pontificia de Comillas.

Según datos ofrecidos por Europol, en 2002 el número de bandas en Europa ya superaba las cuatro mil y en más de 40.000 los menores que las integran.

En España se observa un aumento de las bandas procedentes de latinoamérica, que en 2006 eran 20 y el pasado año ascendían a 150, explicó a la juez de menores, aunque también lo han hecho las vinculadas a la extrema izquierda – que han pasado de 30 en 2006 a 70 en 2007 – y a la extrema derecha – de 18 a 47 – .

integración y jerarquía Las bandas están integradas por jóvenes de entre 14 y 23 años, de género masculino (sólo hay un 10 por ciento de mujeres que desempeñan un papel auxiliar) y un tercio sólo permanece más de un año. Son urbanas y están jerarquizadas: encabezadas por un líder – que puede ser adulto – , con mandos secundarios y muchos aspirantes.

Se financian por cuotas aportadas por sus miembros, tienen características de las sectas y son la cantera para la delincuencia organizada. El origen está en EE.UU., a principios del siglo XIX, su entrada en Europa se produce en el año 2000 “de la mano de la reagrupación familiar” y unos años después en España, expone la juez.

El asesinato de Ronny Tapias cuando salía de su instituto, el 28 de octubre de 2003, dio la alarma de la llegada de estas bandas.

“No te lo podías creer cuando leías los atestados” policiales de lo que sucedía en el entorno de esos grupos de menores, explicó el fiscal de menores Francisco Manuel García Ingelmo, quien reconoció que las actuaciones de estas bandas “pilló por sorpresa”.

El fiscal destacó el “buen trabajo policial que ha hecho que el problemas no haya ido a más” y que este fenómeno “esté estabilizado”, aunque aconsejó “no bajar la guardia” y no “minimizarlo”.

Las bandas no son una moda de adolescentes, sus miembros no luchan sólo contra otras bandas rivales y la única solución no es la cárcel, son mitos que hay que descartar, coinciden los expertos que intervinieron en las jornadas.

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