Mejoras contra la exclusión social

Deia, 04-04-2008


>Un estudio confirma que mujeres solas, inmigrantes y pensionistas configuran el perfil del perceptor de la renta básica, aunque rompe algunos mitos, como el de que son los extranjeros los que más acceden y se refugian en las ayudas.

>eL Gobierno vasco ha realizado un estudio mediante el que se puede configurar el perfil de las personas que perciben en Euskadi la denominada renta básica. Es decir, de esa parte de la sociedad que se encuentra en el umbral de la pobreza, a punto de caer en la exclusión social. Para eso precisamente, para evitar que esa porción social – amplia, ya que alcanza a cerca de 30.000 beneficiarios – termine excluida, es para lo que se ha puesto en marcha la renta básica. Se trata de una ayuda que intenta paliar la situación de estas miles de personas que no disponen de ingresos suficientes para desarrollar una vida normal en nuestro entorno social. El perfil del perceptor de la renta básica no constituye, desde luego, ninguna sorpresa. Mujeres, inmigrantes y pensionistas conforman el universo fundamental de los beneficiarios de estas ayudas. No hay que olvidar que, pese a todos los esfuerzos realizados desde todos los ámbitos, casi el 70% de quienes perciben la Renta Básica son mujeres, lo que debe obligar a una reflexión muy profunda sobre nuestra estructura social. Se trata de mujeres solas, generalmente con hijos pequeños que por todas estas circunstancias ven especialmente dificultado su acceso a un empleo digno que le proporcione ingresos suficientes para satisfacer las necesidades básicas de una familia. De igual modo, los pensionistas – en su mayoría las viudas, es decir, también las mujeres – se ven asimismo en muchas ocasiones en riesgo de exclusión ante la a menudo inexplicable escasez de sus ingresos. El informe, en efecto, no proporciona grandes sorpresas, pero sí contribuye a romper uno de los mitos más extendidos socialmente y que supone un riesgo real para la convivencia multicultural y la integración de los inmigrantes. Según la creencia popular, muchos foráneos se acogen a las ayudas, incluso en mayor medida que los autóctonos, con el fin de evitar su incorporación al trabajo y, en definitiva, vivir del cuento. Sin embargo, la realidad es muy distinta. De hecho, los inmigrantes perceptores de la renta básica representan sólo el 7% del total y, según el estudio, “tienen una alta motivación para el empleo”. Esto significa que son quienes durante menos tiempo cobran las ayudas, porque se incorporan al trabajo a la menor oportunidad que se les presenta. Otro aspecto reseñable del informe del Departamento de Justicia es el que hace referencia al fraude existente en la percepción de la renta, que alcanza el 16%. Aunque, evidentemente, no es un porcentaje mayoritario, sí es preocupante y conviene poner todos los medios para evitar los abusos, sobre todo de ese 5% que, pese a cobrar religiosamente, se encuentra ilocalizable. En este asunto, los ayuntamientos, que gestionan las ayudas, deben poner los medios con la ayuda de todas las instituciones, para prevenir e impedir una estafa social que, además, hace flaco favor a la lucha real contra la exclusión social.

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