J. Planes

barcelona – La muerte de un bebé de cuatro meses en la ludoteca Winnie the Pooh de Barcelona, ocurrida el lunes, provocó un efecto en cadena que finalmente sirvió para destapar el vacío legal que planea sobre el sector en Cataluña. Muchas ludotecas hacen de guarderías encubiertas. Tras el suceso, la Generalitat se apresuró a recordar que lleva meses planeando un decreto – que tiene que estar listo antes del verano – que pretende regular los usos de estos espacios: facilitar el ocio para los pequeños, compañía de adultos para menores de tres años, no servirá ninguna comida y tampoco se podrá dormir en los mismos.

Muerte súbita

El suceso ocurrió anteayer por la tarde. La madre del bebé fue a recoger a su hijo en el centro y observó que se encontraba grave. Falleció poco después de ser ingresado en el hospital y en un primer momento todo apuntaba a causas naturales, según explicaron los médicos del centro. Ayer se realizó la correspondiente autopsia, que desveló una muerte súbita y que el pequeño sufría una cardiopatía.

Por su parte, los Mossos d? Esquadra procedieron a la detención de la propietaria del local, R.A., de origen peruano. Hoy pasará a disposición judicial acusada de un delito contra los derechos de los trabajadores, al tener contratadas a dos inmigrantes ilegales que, además, carecían de formación específica.

El problema no es sólo el trágico suceso. Coincide con la preparación del decreto de la Generalitat y ambas cosas ponen al descubierto un vacío legal. Ludotecas de Cataluña funcionan como guarderías encubiertas. Además de las normas citadas, se prevé un registro de estos locales, la concreción de ratios de niños, requisitos de espacio y la titulación de los trabajadores.

Las reacciones a esta muerte no se hicieron esperar. El Síndic de Greuges de Cataluña, Rafael Ribó, recordó que desde 2004 vienen pidiendo a la Generalitat poner orden en el sector y anunció la apertura de una investigación para esclarecer los hechos.

Por su parte, la Asociación de Ludotecas de Cataluña (Atzar) remarcó ayer la «imperiosa necesidad» de que se regule el sector, al mismo tiempo que insistió en que «no son guarderías».

«Nuestro objetivo no es cuidar a los pequeños en ausencia de los padres, sino al contrario, permitirles disfrutar de unas horas relajadas de juego acompañados de sus hijos», advirtieron.

La situación ilegal de las empleadas no parece ser la única irregularidad de la ludoteca Winnie the Pooh, que ya fue precintada. Otra madre denunció que le reclamaron una matrícula de 80 euros y una mensualidad de 250, que son precios de guardería.


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