EL RETO DE LA INMIGRACION / La disminución de las travesías clandestinas

«Al final, hacemos el trabajo de una ONG»

El Mundo, OLGA R. SANMARTIN. Enviada especial, 21-03-2008

Los guardias civiles que luchan contra la inmigración ilegal en Senegal se centran en las tareas humanitarias ante el descenso en un 70% de los cayucos que salen hacia España Los guardias civiles españoles que combaten la inmigración clandestina en aguas de Senegal matan las horas leyendo las historias de piratas de Alberto Vázquez – Figueroa, haciendo músculo en el gimnasio flotante de la patrullera Río Miño y preparando suculentas paellas a bordo. La de hoy lleva la firma del cabo Vicente, quien, con el delantal puesto encima del uniforme verde, discute con el sargento Santana sobre lo caro que está el aceite de oliva en Dakar.


- ¿Y qué me dices del precio del detergente? – se queja éste.


- Pues hay que ver lo que ha subido la vivienda… – añade el otro, con la espumadera en la mano.


En una especie de Gran Hermano, hiperrealista y doméstico, viven los 30 hombres del Instituto Armado desplegados en el punto más occidental de todo Africa en cumplimiento de los acuerdos de colaboración suscritos entre España y Senegal. Los lugareños les llaman «los ángeles del mar»; ellos ponen lavadoras, limpian la cubierta y se conforman con rescatar algún velero que otro perdido en el Atlántico.


A cada embarcación con la que se tropiezan en el mar, aunque sea de simples pescadores, le acaban regalando un par de kits de supervivencia para náufragos. Léase: lata de fabada Litoral, calamares en su tinta, galletitas saladas, piña en almíbar… «Al final, hacemos el trabajo de una ONG», dice encogiéndose de hombros un fornido guardia civil, mientras le saca brillo a un ojo de buey.


Ante la «drástica reducción» que ha experimentado la inmigración (aquí se dice emigración) irregular, este equipo de españoles se centra en realizar tareas humanitarias y de salvamento marítimo, según cuenta el teniente Francisco Javier Ayuso, oficial de enlace de la Guardia Civil y cerebro del dispositivo. Todas las actuaciones realizadas en los últimos meses han ido en esta dirección.


El número de cayucos llegados a Canarias bajó el año pasado en un 60%. Senegal es el lugar del Africa subsahariana donde más ha descendido el fenómeno. Se calcula que entre 2006 y 2007 disminuyeron en un 70% las embarcaciones ilegales que salieron de este país rumbo a España. El Instituto Armado asegura que intercepta el 90% de todo lo que sale de estas costas.


¿Cómo lo han conseguido? Los guardias civiles sostienen que el caso de Senegal, «el más ejemplar de toda Africa», se explica por la «intensa colaboración» que existe entre nuestras autoridades y las suyas, que permite identificaciones, detenciones y repatriaciones rápidas y eficientes. Por otro lado, el Gobierno de este país y muchas asociaciones locales están realizando exhaustivas campañas de concienciación para que los jóvenes no cojan el cayuco.


Pero lo verdaderamente eficaz parece haber sido el efecto disuasorio que han tenido los medios desplegados. La Río Miño – el buque estrella de la Guardia Civil en la lucha contra los sin papeles – vigila en altamar las 24 horas al día, mientras la Río Ara y la Río Cabriel patrullan durante las horas de luz. Además, un helicóptero de la Policía Nacional y un avión del Frontex rastrean las playas. «Si quitáramos todo esto, inmediatamente se producirá en España otra oleada como la de 2006», dice orgulloso el teniente Ayuso.


Tampoco hay que olvidarse de que las travesías son caras – «El billete de ida sólo lo pueden pagar los trabajadores cualificados o los hijos de papá» – y que las rutas son cada vez más complicadas, con más obstáculos que sortear.


En este sentido, el teniente Ayuso señala que «Senegal está blindado», pero «a costa de que, cuando tapes por aquí, se escapen por allá». Así, los inmigrantes tienen que desplazarse a otros países, como Mauritania, cuyas fronteras pueden cruzar sin necesidad de presentar papeles, para coger allí el cayuco. Esta ruta – de Dakar a Nuakchot en autobús y desde la capital mauritana a Tenerife por mar – cada vez se utiliza más.


También es muy frecuente que los sin papeles aprovechen la noche para navegar y por el día se oculten en las playas, realizando así complicados trayectos en zigzag.


Por otro lado, los cayucos siguen saliendo desde Gambia, y también se escapan por Saint Luis (al norte de Senegal), donde no hay vigilancia de la Guardia Civil, y llegan a aguas mauritanas con total impunidad.


En lo que llevamos de año, todavía no ha llegado a España un solo cayuco procedente de Senegal, pero no hay que olvidar que estamos en temporada baja para la emigración y que, cuando empiece el calor, los movimientos resurgirán. De hecho, el Instituto Armado ya cuenta con que «se produzca un repunte en breve», tras tantos meses de calma.


Pese a eso, ya se ha decidido que la misión se va a reestructurar. Lo adelanta el teniente Ayuso: «Los efectivos y los medios se están reorganizando, porque aquí ya hemos cumplido el objetivo».

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