MUNDO

«Siento vergüenza por el holocausto»

Merkel pide perdón en nombre de Alemania durante una intervención histórica ante el Parlamento israelí

El Correo, 19-03-2008

Israel colocó la alfombra roja y la bandera de Alemania en lo más alto de su Parlamento para subrayar la reforzada alianza entre ambos países seis décadas después del holocausto y lo hizo ayer, para recibir en el salón de plenos de la cámara a Angela Merkel. Sin duda un acontecimiento de gran simbolismo histórico.

La práctica totalidad de los diputados – más un millar de invitados, incluidos numerosos supervivientes del genocidio y líderes judíos, cristianos y musulmanes – ocuparon asiento para asistir al importante acontecimiento, con el que Merkel se convertía ayer en la primera jefa de un Gobierno extranjero en subir al estrado de la Kneset para pronunciar un discurso. Y además, en el idioma alemán.

Sabedora de la expectación que despertaba y del privilegio que suponía su presencia, no falto de polémica, que ha acompañado a esta excepción, la canciller hizo los honores al anfitrión ofreciendo una declaración intensa, llena de calor hacia Israel, con la que quiso sellar las renovadas relaciones de hermandad con el Estado judío, fraguadas durante tres días de visita oficial que culminaron ayer. Y con las que se metió en el bolsillo al cualificado auditorio, que se puso en pie para aplaudir a la dirigente de la CDU.

La jefa del Gobierno germano inició el turno de palabra con unas frases en hebreo, pero fue su referencia al sentimiento de culpa patente en Alemania por la matanza nazi lo que conmovió a los más escépticos. Nacida y criada en la extinta República Democrática, que siempre se declaró ajena a toda responsabilidad en el pogromo, Merkel dijo que «la shoa (holocausto) nos llena a los alemanes de vergüenza. Me inclino ante las víctimas. Me inclino ante los supervivientes y ante todos los que les ayudaron a sobrevivir». Y añadió: «el asesinato masivo de seis millones de judíos, ejecutado en el nombre de Alemania, ha provocado un sufrimiento indescriptible al pueblo judío, Europa y al mundo entero».

La líder democristiana entró, a continuación, de lleno en los asuntos de la agenda política al proclamar su comunión con Israel en lo que afecta a su seguridad, una comunión que centró en el apoyo a la lucha contra el régimen de Teherán – «Alemania presionará para lograr mayores sanciones», prometió – , pero que también hizo extensiva al lanzamiento de cohetes caseros por parte de los palestinos desde Gaza. «Lo digo muy claro, el disparo de Qassam debe parar, los ataques terroristas son un crimen», clamó.

Por si no había quedado bien explicado, insistió: «En este lugar, quiero enfatizar que la histórica responsabilidad alemana con la seguridad israelí es parte fundamental de la política de mi país: eso significa que para mí, como canciller, la seguridad de Israel no es negociable».

Unión contra Irán

El laudatorio discurso de Merkel estuvo precedido por el no menos afectuoso del primer ministro hebreo, Ehud Olmert, que se refirió a las relaciones cristalizadas entre los dos países como «un ejemplo principal de la capacidad humana para superarse». Con antelación, el jefe del Ejecutivo judío ya se había anticipado al apoyo de su colega alemana frente al régimen de los ayatolás al avanzar que «la amenaza nuclear iraní es un peligro para la estabilidad de toda la región y para la paz del mundo…. No tengo duda de que tu posición y la de tu Gobierno en este asunto ha recorrido y va a recorrer un largo trecho en ayuda del frente internacional contra las ambiciones iraníes».

Fuera del hemiciclo, quedaron en segundo plano las protestas que, en forma de ausencia de sus escaños, escenificaron varios diputados ultraortodoxos por su rechazo al uso del idioma alemán en el Parlamento, pero también de otros más moderados. Entre ellos, Shelly Yacimovich, del Partido Laborista, socio principal del Gobierno Olmert, quien lamentó el permiso dado para que pudiera hacerse oír en la cámara el lenguaje «de las SS y de la Gestapo».

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