Gonzalo Testa

ceuta – El representante de más del 90 por ciento de los 35.000 musulmanes ceutíes, Laarbi Maateis, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (Ucide), trasladará hoy en Zaragoza al Consejo Nacional de la Ucide, la mayor federación de entidades musulmanas de España, una petición formal para instarle a que se ponga de acuerdo con la Feeri y la Junta Islámica con el fin de promover la creación del primer banco español acorde con los preceptos de la Ley Islámica, la «sharia». Esta norma prohíbe a los musulmanes dar o recibir intereses y que sus ahorros se inviertan en determinados sectores como el del juego o el alcohol.

Si no hay contratiempos, los musulmanes ceutíes creen que en 2009 podría echar a andar una entidad bancaria acorde con los preceptos islámicos que contribuiría a «resolver muchos problemas de los fieles que desean cumplir con los preceptos de Mahoma».

El islam alienta a sus fieles a invertir su dinero, pero asociándose y compartiendo riesgos y beneficios, no convirtiéndose en meros acreedores; tampoco permite dar o recibir intereses (para los musulmanes el dinero es un medio de intercambio, por lo que está proscrito que genere más por el mero hecho de prestárselo a otro) y prohíbe las transacciones especulativas o que sirven para respaldar prácticas o productos desaconsejados por el Corán, como la construcción de casinos o la fabricación de bebidas alcohólicas, por ejemplo.

«En España viven más de un millón de musulmanes, pero a pesar de ello, este tipo de productos no generarían una gran rentabilidad para las entidades financieras», destaca Maateis, quien considera que su propuesta puede gestionarse por dos caminos: mediante la constitución de un nuevo banco regido por los principios islámicos o a través del lanzamiento, por parte de alguna entidad existente, de una línea de productos específica para la comunidad islámica. Hasta ahora sólo Bancorreos, con una cuenta corriente exenta de intereses, y la Caixa, líder en número de clientes inmigrantes, cuyos cajeros incluyen ya el árabe entre los idiomas a escoger para realizar cualquier gestión, han hecho alguna incursión en esta área de negocio.

Aunque la Ucide y la Feeri, las dos federaciones que forman la Comisión Islámica de España bajo la presidencia del responsable de la primera, Riay Tatary, son las dos entidades musulmanas mayoritarias en España, la Junta Islámica, que abandonó la Comisión en enero de 2006, ha sido hasta ahora el grupo más activo en este asunto. En junio del año pasado, el seminario que organizó en Córdoba bajo el título «Alianza de Civilizaciones. Alianza por la Paz» incluyó entre sus diez disposiciones finales la de «fomentar productos bancarios y financieros de contenido «halal» y ético que tiendan a la humanización de la economía y a la redistribución de la riqueza». En esa línea, el Instituto Halal, que depende de la Junta, suscribió un acuerdo con Bancorreos (la entidad financiera que integran el Deutsche Bank y Correos) que le sirvió para lanzar, durante el segundo semestre de 2007, una cuenta corriente exenta de intereses y auditada por el Instituto que, según detalla su directora, Isabel Romero, garantiza que sus beneficios «no van destinados al juego, la prostitución o las armas, entre otros negocios».

«Si se trata de comprar una vivienda, el banco recurre a una especie de ?leasing?: adquiere la casa y se la alquila al comprador hasta que haya satisfecho el total de la deuda, en cuyo caso se convierte en propietario», explica Bancorreos. Además, «mientras haya durado el proceso, el cliente no se habrá visto afectado por las subidas o bajadas de los tipos de interés, aunque habrá pagado ya la gestión de intermediación del banco porque es éste el que fija el precio de reventa del inmueble».

Cada vez más ricos

«Los musulmanes son cada vez más prósperos y están más asentados en España. La plena integración en el sistema plantea a veces dilemas morales», amplía Romero, que hasta recomendaba a los musulmanes españoles recurrir a los servicios financieros del Banco Islámico de Londres. «Con nuestra petición», amplía el también miembro de la Ucide Mohamed Lahsen, pretendemos impulsar una iniciativa «basada en el concepto de economía justa y fraternal».



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