Brasil deporta a ocho españoles en represalia por los controles en la frontera de Barajas

ABC, 08-03-2008

VÉRONICA GOYZUETA

SAO PAULO. Ocho españoles que desembarcaron el pasado jueves en el aeropuerto internacional de Salvador, en Bahía (Brasil), han sido expulsados con destino España, al parecer en represalia por la deportación previa de un grupo de 30 brasileños ocurrida días antes en el aeropuerto de Madrid Barajas.

Sin embargo, las autoridades brasileñas han negado que las expulsiones sean una represalia contra las autoridades de inmigración española. «No fue represalia, sólo apliqué la ley 6.815 (de extranjeros), que prevé toda la fiscalización necesaria», declaró el comisario Francisco Miguel Gonçalves, responsable directo de las deportaciones de los españoles. Según Fonseca, uno de los españoles tenía apenas cien dólares para permanecer 20 días y otro llegó a Brasil con la tarjeta de crédito caducada desde 2006.

Los ocho españoles habían llegado a Brasil en un vuelo de Air Europa con otros 180 españoles, y fueron devueltos a nuestro país dos horas después de desembarcar. El mismo jueves, la cancillería brasileña había convocado al embajador español en Brasilia, Ricardo Peidró, para que diera explicaciones sobre los detenidos en el aeropuerto de Barajas. Peidró declaró que las deportaciones eran consecuencia de los requisitos de entrada impuestos por la Unión Europea y no de España, y que reforzaría la divulgación de los requisitos de entrada para reducir incidentes.

El gobierno brasileño informó que las medidas recientemente adoptadas por las autoridades inmigratorias de España son incompatibles con el buen nivel de relaciones entre los dos países y llegó a admitir el jueves la posibilidad de usar el principio de reciprocidad contra turistas españoles.

Maltratos y humillaciones

Los brasileños que fueron expulsados de nuestro país esta misma semana, relataron a los medios de comunicación a su regreso a Brasil que fueron maltratados y humillados, y que estuvieron sin comer ni beber durante diez horas. La mayioría eran estudiantes, y uno de ellos aseguró que le habían hecho sentirse «como un animal».

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