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La esposa de un preso de A Lama agrede a dos funcionarias tras intentar pasar un móvil a la cárcel

La Voz de Galicia, López Penide, 07-03-2008

La prisión de A Lama vivió el miércoles pasado un nuevo incidente en el que dos funcionarias resultaron lesionadas, si bien en esta ocasión la agresión no vino por parte de un interno sino de la esposa de un recluso de segundo grado de etnia gitana.

El suceso se produjo cuando la mujer, presumiblemente embarazada, se disponía a mantener un encuentro con su marido. La acompañaban tres niños. Al cruzar el arco detector de metales, próximo a la oficina de comunicaciones exteriores, saltó al paso de uno de los menores, de 6 años de edad.

Nervioso, el niño acabó entregando unos cables que la mujer afirmó que eran cuerdas de una guitarra, así como un teléfono móvil que llevaba oculto en el pantalón. «Sabíamos que llevaba algo en un bolsillo y lo sacó sin problemas», apuntaron fuentes próximas a este caso.

En ese instante se le informó de que ya no tendría ocasión de comunicarse con su esposo, momento en el que uno de los tres menores siguió andando hacia el interior de la cárcel. Fue en este primer cruce de palabras cuando se habría producido la primera de las dos agresiones, cuando la esposa del preso retorció el brazo de una empleada penitenciaria con la presunta intención de recuperar el móvil.

Posteriormente, y cuando estaba en el exterior del centro penitenciario y ya había hecho acto de presencia la Guardia Civil, la mujer se percató de la ausencia de su hijo y de que no tenía el libro de familia. Al parecer, una funcionaria lo fue a buscar y cuando lo trajo de vuelta, supuestamente la mujer se le echó encima, tirándole del pelo, arañándola y golpeándola.

Dado que sospechaban que podría estar embarazada, apenas pudo defenderse ante el temor de dar un mal golpe que pudiese tener trágicas consecuencias.

Las dos funcionarias precisaron atención médica y ya han interpuesto una denuncia, a la que podría sumarse la del propio centro penitenciario.

Sin embargo, el incidente no terminó ahí. Esa noche el marido de la sospechosa «se chinó». Esto es, «se hizo un corte en las venas como forma de protesta, aunque no sabemos si lo hizo porque estaba preocupado por algo o porque no pudo comunicarse con su pareja».

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