Jóvenes que se convierten en una manada de lobos

El Mundo, XIANA SICCARDI, 25-02-2008

Celos, malentendidos y rivalidad entre bandas acaban en peleas multitudinarias que rompen familias con muertes y condenas La de Rubí es la última de decenas de peleas callejeras en las que se han visto implicados menores de edad. Celos, rivalidad entre bandas, confusiones y problemas mal resueltos aliñados con alcohol y tumulto son los detonantes para que en ocasiones se desate la violencia entre los adolescentes, en casos cuyas consecuencias son fatales. Para todos.


La última de ellas tuvo lugar el pasado mes de noviembre, cuando en pleno barrio del Eixample, en la calle Balmes, comenzó una trifulca entre jóvenes latinos motivada por una chica. Seis de ellos fueron detenidos y tres resultaron heridos por arma blanca.Uno de ellos, de 17 años, recibió una puñalada en el corazón y se le tuvo que extirpar el riñón izquierdo tras ser operado de urgencia. Fue un caso de celos, y los Mossos d’Esquadra descartaron que se tratase de un ajuste de cuentas entre bandas latinas.


Dos meses antes, Manuel Díaz, un joven de 23 años, moría apuñalado en plena calle del barrio de San Cosme durante una pelea ocurrida de madrugada en El Prat de Llobregat. Había acudido hasta esta población para asistir a una boda, en la que también estaba presente su agresor.


El 1 de junio de 2005, el jefe de estudios del colegio Margarida Xirgu de L’Hospitalet de Llobregat emitía un comunicado en el que defendía a tres adolescentes de nacionalidad dominicana y ecuatoriana de entre 15 y 17 años, estudiantes del centro escolar.Habían sido detenidos días atrás por agredir con navajas a otros tres adolescentes tras una disputa surgida durante el recreo.El jefe de estudios dijo que el grupo que llegó de fuera era «muy conflictivo», y que de algún modo alentó a sus estudiantes a coger y usar las navajas, que uno de ellos había ido a buscar tras el recreo.


Poco antes de este desafortunado episodio tenía lugar uno de los casos más violentos que se ha vivido en Cataluña durante los últimos años, en el que una pelea multitudinaria entre jóvenes fue el punto de partida a lamentables consecuencias y la rotura en pedazos de varias familias.


Muerte ante el instituto


Sucedió durante la fiesta de la Patum de Berga, cuando como resultado de un «mecanismo grupal», según recogió el tribunal en su sentencia, un grupo de jóvenes sesgó a puñaladas la vida de otro, Josep Maria Isanta, de tan sólo 22 años, y resultaron heridos otros 12. Ocurrió durante una momumental batalla campal durante las fiestas populares de la población, de madrugada, tras un concierto.


Por estos hechos nueve chicos mayores de edad fueron condenados a cumplir entre 25 y 43 años de cárcel. Seis de los ocho menores de edad también implicados lo fueron, por su parte, a cumplir entre 3 y 7 años en un centro de internamiento. Dos de ellos fueron absueltos al no quedar suficientemente probado que participaran en los hechos. Aquel fallo, además de obligarles a indemnizar con 131.000 euros a la familia de la víctima, les prohibía acudir a las fiestas de la Patum durante 2 ó 4 años. La sentencia dice que actuaron como «una manada de lobos».


El 28 de octubre de 2003, un adolescente colombiano de apenas 17 años salía de su instituto, el centro escolar Sant Josep de Calassanç de Barcelona, para dirigirse a una copistería cercana.Por el camino fue abordado por un grupo de chicos latinoamericanos.Buscaban a un Ronny, de la misma edad y misma nacionalidad, que días antes había protagonizado una pelea en una discotecta, en el marco de rivalidades entre las bandas juveniles Latin Kings y Ñetas.


El grupo halló a un Ronny, pero no era el que buscaban. Antes de saberlo, mientras varios lo cogían e inmovilizaban por los brazos, otro le asestó una puñalada en el corazón, que resultó mortal. Los tres menores enjuiciados por estos hechos fueron condenados a la pena máxima que marca la ley: ocho años de internamiento, más otros cuatro de libertad vigilada. Para los otros tres adultos acusados, la Audiencia de Barcelona impuso 17 años de cárcel.Aunque todos apuntaron a que uno de los menores fue el autor material de la brutal agresión, la Audiencia de Barcelona tuvo muy en cuenta la figura de la coautoría. Así ocurrió también en el caso de la Patum. Es una herramienta con la que cuenta la Justicia para intentar advertir a futuros agresores que esconderse dentro de un grupo para matar sin ser visto no sirve de nada.

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