bilbao. Varios procesos penales abiertos contra abogados que presuntamente intentaron aprovecharse de cientos de inmigrantes han puesto en tela de juicio al proceso de regularización de 2005. Una letrada de Bilbao se sentará mañana en el banquillo de los acusados imputada por un delito de estafa a 14 inmigrantes a los que supuestamente vendió contratos laborales por entre 600 y 1.500 euros. Tanto la fiscalía como la ONG Harresiak Apurtuz solicitan una condena de cuatro años de cárcel.

“Me di cuenta de que me habían estafado cuando llegó la carta de denegación del permiso de trabajo en la que me explicaban que la empresa donde iba a trabajar no existía”, explicó ayer Ousmane Diouf, uno de los afectados. Cuando regresó al bufete se encontró con más inmigrantes que como él habían recibido la misma noticia. No obstante, la abogada todavía les dijo que “íbamos a recurrir”.

Diouf llevaba ocho meses en Bilbao, sin saber hablar castellano todavía, cuando vio en la calle San Francisco y en algunos bares de la zona un cartel con una oferta de trabajo. “No hacía distinciones de colores, buscaban trabajadores y llamé”. La imputada le prometió entonces un trabajo en una de sus empresas y realizarle los trámites (ir a la sede de la Seguridad Social) a cambio de 800 euros. “No me pareció extraño no incorporarme aún porque me dijo que necesitaba el permiso del Estado”. En su caso, que se juzgará el próximo martes con otra letrada imputada, le prometieron un puesto en un la obra. En otros, la oferta era en hostelería.

“Me llevé una gran sorpresa y después una decepción enorme. Vivimos todos los afectados situaciones de muchos nervios y presión. No sabíamos qué iba a pasar con nuestro futuro”, añadió Diouf. Poco a poco los afectados dieron forma a su situación y finalmente contactaron con la asociación Harresiak Apurtuz, que se ha encargado de llevar por la vía penal este proceso en el que hay 61 afectados, divididos en cuatro casos. Ahora Diouf agradece a su actual jefe la confianza depositada en él desde que el 29 de marzo de 2007 le dio de alta en la Seguridad Social para trabajar en la tienda de ropa de hombre Francisco de Larrakoetxea del Casco Viejo de Bilbao. “Con dinero no se puede pagar todo lo que me ha ayudado, que vaya con Dios, y pido para los inmigrantes organismos o sitios donde podamos ir para que estas cosas no vuelvan a ocurrir porque siempre habrá personas que quieran engañarnos”.