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La lógica sutil y la campaña electoral

La Voz de Galicia, 11-02-2008

Con unas elecciones planteadas en términos binarios, como si cada problema tuviese dos soluciones – la del PP y la del PSOE – , y solo dos soluciones, muchos ciudadanos acaban creyendo que, a base de balancear las improvisaciones de Rajoy con las ocurrencias de Zapatero, siempre se encuentra una propuesta acertada. Y así caemos en un error lógico de bulto, que ya denunciaba Pedro Hispano (s. XIII) en sus célebres Summulae logicales , cuya esencia consiste en dar crédito a una proposición que no nos gusta por el simple hecho de reputarla menos disparatada que la contraria.

Para salvar este vicio de raciocinio quiero reivindicar la posibilidad del error total, o de la disyuntiva planteada como contrario oppositio , que la lógica escolástica no consideraba como un camino hacia la verdad. Porque si bien es cierto que dos proposiciones contrarias no pueden ser verdad al mismo tiempo – «non possunt simul verae esse» – , parece obvio que ambas pueden ser equivocadas – «possunt simul esse falsae» – , por lo que cabe pensar que hay muchos temas en los que ambos partidos están metiendo la pata.

Entre estos temas figura la inmigración, que abordada por Rajoy en plan demagógico y por Zapatero en plan populista, nos aporta dos visiones falsas de lo que sucede en España. Porque si pobre resulta la visión del PSOE, que todo lo presenta en términos de idílica utopía, peor parece la propuesta de Rajoy, al que de repente se le han ocurrido cien soluciones cuadradas que huelen a chamusquina.

Las migraciones son una consecuencia natural – tan natural como vivir y morir – del hecho social, ya que constituyen la única forma de equilibrio de los parámetros vitales que hacen posible la pervivencia de los pueblos. Y en ese sentido puede decirse que toda regulación planteada en términos puramente económicos, con controles y selecciones establecidos a conveniencia de los países receptores, es injusta e ineficiente y está abocada al fracaso. Pero también hay que reconocer que cuando la inmigración se produce como en España – muy numerosa, en un corto período de tiempo, con altos índices de pluralidad cultural y religiosa y con acusada concentración en pocas provincias – la tarea de integrar a los nuevos ciudadanos presenta tintes problemáticos en el orden educativo, social y político, que no se solucionan por el simple hecho de negarlos o mediante la ciega adhesión a frases correctas que describen los hechos al margen de la percepción ciudadana.

Aún nos falta un buen diagnóstico que nos evite viajar entre el blanco y el negro con un tema tan serio. Y por eso creo que estamos ante uno de esos destellos electorales que ponen en evidencia la larga tarea que nos queda por delante.

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