Niña que quedó huérfana en España regresó

El Universo, 06-02-2008

MARCIA ANDRADE PERALTA

Su última voluntad fue que la pequeña quedara al cuidado de su madre en Guayaquil. 

“Me dijo que estaba muy mal. Me pidió la bendición y que trajera a la niña para que yo la cuidara… Ocho días después murió”.

Bertha Verduga Zambrano recuerda así la última llamada telefónica que le hizo su hija Paola Tapia Verduga, de 26 años, desde Madrid, donde vivió más de nueve años.

Una leucemia que médicos españoles le diagnosticaron en el 2001 se llevó el 17 de septiembre del 2007 la vida de esta emigrante que en junio de 1998 dejó su barrio, El Fortín, en Guayaquil, para viajar a España en busca de un mejor futuro como miles de ecuatorianos.

“Se graduó y se fue. Allá (en Madrid) trabajó limpiando casas y en un restaurante. Me ayudó mucho con el dinero que me enviaba. Después se enfermó, se embarazó y solo regresó muerta en noviembre del año pasado”, dice Bertha Verduga.

En el segundo semestre del 2006 Paola dejó a su hija, María Fernanda, entonces de 8 meses de edad, en una casa de tutela de la Consejería de la Comunidad de Madrid en El Escorial, donde la niña tenía todas las comodidades y compartía su vida con otros   menores en similar situación a la suya.

Paola estaba sola, sin un familiar con quien dejar a la niña, sin fuerzas para cuidarla y sin dinero para regresar con ella y morir en su país. “El papá de la bebe, un colombiano que mi hija conoció en España, regresó a su país y no pudo conocer a la niña ni registrarla con sus apellidos”, explica la mujer.

No obstante, Paola iba a visitar a su hija cuando podía, seguramente motivada por ese amor de madre que no conoce de límites. Así lo muestran las fotos que envió a su mamá antes de morir, donde aparece con cabello corto y ralo, y con su rostro demacrado por lo avanzado de la enfermedad… muy diferente a las imágenes donde se la ve llena de vida antes de irse a España y poco después de llegar a ese país.

Para cumplir la última voluntad de su hija, que también era su deseo, Bertha Verduga inició gestiones ante la Defensoría del Pueblo para conseguir la restitución familiar y traer de vuelta a su nieta a Ecuador.

El anhelo de ambas mujeres se hizo realidad el pasado jueves cuando la pequeña de 2 años llegó a Guayaquil en un vuelo procedente de Madrid, acompañada de Yazmín Almeida, funcionaria de la Defensoría del Pueblo del Ecuador. Allí la recibieron unos 30 familiares y vecinos de El Fortín con pancartas y globos.

En el local de esa dependencia en Guayas se realizó la entrega formal de la menor a su abuela, en cuyo rostro era evidente la alegría de recuperar a la nieta en quien ve a su hija muerta. “Todos los días fue un sufrimiento porque no la tenía conmigo y por fin llegó”, dice.

En esa oficina la pequeña poco a poco fue familiarizándose con sus parientes ante las muestras de cariño.

Horas después, un cartel que decía: “Bienvenida a tu casa, María Fernanda”, globos y serpentinas, además de sus vecinos, recibieron a la menor en la humilde vivienda levantada con los envíos de España.

“Con ayuda de los vecinos rellenamos la calle con piedras para que a la bebe no le piquen los mosquitos que se forman con el lodo del invierno.
Ahora solo me falta reunir platita para hacerle un dormitorio”, explica la abuela, quien comparte la casa con un hijo especial.

Adentro, una sencilla torta con velitas, caramelos y vasos con colas demostraban que no solo era una fiesta de bienvenida, sino también la celebración atrasada de su segundo cumpleaños, que fue el 31 de diciembre del 2007.

Ayer, la mujer, de 49 años, quien cuida a una persona mayor, se turnó con su única hija viva, Bertha, que trabaja en un locutorio, el cuidado de la pequeña María Fernanda. “Amaneció muy bien. Anoche (viernes) me dijo ¡mama! y quería dormir conmigo. He cumplido el deseo de mi hija y el mío”,  expresa la feliz abuela. Para ayudas llamar al 08 – 435 – 4974 de Bertha Verduga.

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