LOS insultos racistas que un grupo muy minoritario de personas, apenas una decena, profirieron el pasado fin de semana en el Circuit de Catalunya contra Lewis Hamilton, el piloto estrella de F-1 de McLaren, resultan inadmisibles. La sociedad española debe redoblar sus esfuerzos para combatir las actitudes racistas – por reducidas que sean- en todos los ámbitos, incluidos los acontecimientos públicos y deportivos, donde la ética y la corrección en los comportamientos debería ser ejemplar. El objetivo es tolerancia cero frente al racismo.

La dirección del Circuit de Catalunya actuó con rapidez ante los hechos para retirar las pancartas insultantes contra Hamilton y para aislar al minúsculo grupo – fan de Fernando Alonso- que le insultaba. Las medidas de control se redoblarán para evitar que incidentes similares se repitan.

La eventualidad de que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) pudiera adoptar sanciones contra el circuito de Montmeló estaría fuera de lugar. No se debería castigar al conjunto de los aficionados por culpa de unos pocos incívicos. Pero en cambio sí que se debe llevar a estos últimos ante la justicia y, además, sancionarlos con la prohibición de entrada al circuito. Y habría que hacerlo sin esperar a que la FIA se pronunciase. Sería un verdadero ejemplo de tolerancia cero contra el racismo, tanto para todos los aficionados como para lavar la mala imagen que España ha dado en todo el mundo.