Piden 10 años para una familia gitana por encañonar a un policía

Los agentes encontraron una pistola que tenía seis balas del calibre nueve milímetros

La Voz de Galicia, La Voz, 01-02-2008
por los delitos de atentado y tenencia de armas.

Los acusados son el matrimonio integrado por Manuel Gil Romero Moreno e Isabel García Moreno, que en el momento de ocurrir los hechos residían en Madrid y los hermanos de ella, Miguel y Nuno García Moreno.

De acuerdo con la acusación del fiscal, el incidente sucedió en la plaza de O Castiñeiro el 27 de septiembre del año 2002 cuando dos agentes intentaron identificar a una persona que estaba fumando un porro. Desde ese momento, los policías fueron rodeados por un grupo de personas, zarandeados e insultados.

En un momento dado de la refriega, según el fiscal, uno de los acusados le pasó a la mujer un bulto que finalmente resultó ser una pistola. Con esta arma, uno de los imputados, Miguel García Moreno, encañonó a uno de los agentes que se encontraba a unos seis metros de distancia.

La situación motivó que uno de los agentes tuviera que realizar un disparo intimidatorio al aire. La pistola que fue hallada posteriormente era una Star semiautomática del calibre nueve milímetros. Tenía seis balas dispuestas para ser disparadas, según el atestado elaborado por la policía.

El envase de un carrete

«Fui al parque con mis niños y mi señora. Estaba sentado fumando un porro y se acercó un policía que me cogió el cigarro de la mano», declaró Manuel Gil Romero. Este imputado expresó que, en un principio, agarró la mano del policía, pero poco después le pidió perdón. Negó categóricamente que hubiese amenazado, pegado o insultado a los agentes.

Manuel también se desentendió por completo de la acusación de entrega de la pistola a su mujer. «Lo que le entregué no fue más que un envase de los carretes de fotografía que tenía dentro para cuatro o seis porros», precisó.

También negó que se produjera revuelo alguno. Al contrario, según dijo, fueron los policías quien les atacaron a patadas y puñetazos. «Los niños lloraban por el suelo y yo sólo les pedí que tuvieran mucho cuidado con mi mujer que estaba embarazada», señaló. También negó que hubiese roto a patadas el cristal del coche policial en el que lo llevaron a la comisaría.

Su cuñado Miguel García negó que le hubiesen entregado una pistola y, por tanto, no fue él quien encañonó al policía. Lo único que hizo fue pedirles a los policías que no pegaran a su hermana.

En la misma línea se pronunciaron Isabel y su hermano Nuno. Los policías declararon que la acometida había sido muy grave y que precisaron refuerzos

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