Euskadi recupera la población de 1981 y logra el récord histórico con 2.141.860 habitantes

El padrón tocó fondo en 2001, pero aumentó a partir de entonces, de forma paralela a la inmigración Se confirma el crecimiento de los pueblos pequeño

El Correo, J. MUÑOZ j.munoz@diario-elcorreo.com, 01-02-2008

La población de Euskadi alcanzó el año pasado la cifra más alta de toda su historia: 2.141.860 personas, un ‘récord’ que rebasa en unas decenas de habitantes el techo que marcó el censo de 1981. A partir de entonces, tras ocho decenios de crecimiento ininterrumpido, el número de vascos empadronados descendió de forma lenta, pero paulatina hasta 2001, año en que la comunidad autónoma comenzó a recuperar el terreno perdido.

El padrón de 2007, revisado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha colocado al País Vasco en el mismo escalón demográfico que alcanzó 26 años antes, cuando la traumática reconversión industrial llamaba a la puerta y el terrorismo arreciaba. No obstante, aunque se puede decir que hay más vascos que nunca, la población española ha crecido globalmente casi un 20% durante los últimos cinco lustros (de 37,7 millones a 45,2 millones); un dato ilustrativo del espectacular retroceso demográfico con el que Euskadi cerró el siglo XX.

Según el Instituto Vasco de Estadística (Eustat), el padrón tocó fondo en Euskadi durante 2001, cuando el número de ciudadanos inscritos cayó hasta 2.082.587 personas. Ese fenómeno coincidió, por un lado, con la baja tasa de natalidad (8,3 por mil habitantes) y, por otro, con los saldos migratorios negativos que el País Vasco arrastraba, año tras año, con las demás autonomías. Un estudio de la Fundación BBVA, dirigido por el economista y estadístico Julio Alcaide, estimó que, entre 1980 y 2000, abandonaron Euskadi unas 157.000 personas, mientras que en Cataluña, con una población más de tres veces superior, se marcharon 130.000 en el mismo periodo.

No obstante, la ‘sangría’ demográfica se frenó con el cambio de siglo. Desde entonces, la población vasca ha crecido de manera constante, si bien las variaciones han sido muy leves. Los demógrafos explican que, aunque el saldo migratorio de Euskadi con el resto de España continúa siendo negativo, lo están compensando, de una parte, el tenue aumento de la natalidad (tasa de 9,3 en 2005) y, sobre todo, la inmigración no comunitaria, que está llamada a introducir profundas transformaciones sociales a medio y largo plazo.

La mitad de España

En 2001, cuando el censo dejó de caer en Euskadi, la población extranjera registrada en los municipios de la comunidad apenas sumaba 27.438 personas. Sin embargo, seis años más tarde había aumentado hasta 98.524, con un ritmo de crecimiento de entre 9.000 y 15.000 individuos cada año. De todos modos, el Observatorio Vasco de la Inmigración (Ikuspegi) advierte de que el número real de extranjeros puede oscilar entre 106.000 y 109.000, pues hay que contabilizar a los que, pese a residir en Euskadi, no han llegado a empadronarse. En tal caso, el colectivo foráneo representaría el 5% del censo.

A pesar de la corrección estadística de Ikuspegi, la proporción de inmigrantes en el País Vasco representa la mitad de la registrada en toda España (10%). Y es que, ciertamente, Euskadi ha acogido hasta ahora un volumen muy reducido de extranjeros sobre el total de 4,5 millones que están empadronados en las 17 autonomías, un flujo de trabajadores que se concentra en Madrid, Cataluña, Levante y Andalucía.

Los expertos creen que el fenómeno migratorio se acentuará durante los próximos años en el País Vasco. El motivo es que, al principio, los extranjeros tienden a asentarse en las grandes ciudades de un país; pero más tarde, cuando se consolidan las redes sociales y familiares, se extienden por las demás regiones. Por ejemplo, más de 2.700 inmigrantes se establecieron el año pasado en Euskadi para reunirse con sus familiares. Y otros 1.791 se nacionalizaron españoles con vecindad administrativa vasca, en 2006, una cifra que multiplica por seis las registradas en 2000.

En cualquier caso, no sólo se adivinan grandes cambios en la sociedad vasca, sino también en su fisonomía urbana. Un informe divulgado ayer por del Eustat confirma que los habitantes de la comunidad autónoma tienden a desplazarse de los municipios más grandes a los más pequeños, pues estos últimos son los que más crecen en términos relativos.

Según el Eustat, el censo de las localidades de menos de 10.000 habitantes aumentó globalmente un 5% en 2006 respecto a 2001, mientras que en los municipios de 10.000 a 40.000 vecinos el incremento fue del 1,4%. La tónica fue peor en las poblaciones vascas de más de 40.000 habitantes exceptuando las tres capitales, pues sólo crecieron Irún (6,2%) y Barakaldo (2%).

Entre las capitales, Vitoria fue la excepción, al aumentar el 5,9%, pero Bilbao apenas lo hizo el 0,3% y San Sebastián el 1,2%. Por el contrario, la comarca alavesa de las estribaciones del Gorbea se disparó el 16,9%, y la de Rioja el 12,4%. Igualmente, los pueblos del entorno de Mungia y Plentzia aumentaron el 12%.

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