pamplona. Una vida marcada por los asaltos, por el tráfico de un comercio no reconocido pero tolerado, por las agitaciones, los sobornos; en el peor de los casos, por las muertes. Pero también, y ante todo, una vida marcada por la mezcla de culturas y religiones, por la convivencia entre personas diferentes pero al fin y al cabo iguales.

Así es la vida en las fronteras de que separan Ceuta y Melilla de Marruecos. Perímetros vallados que alcanzan ya los seis metros de altura – se recrecieron de tres a seis tras los asaltos masivos de inmigrantes en 2005 – , constantemente vigilados por la Guardia Civil y donde el día a día siempre llega a las portadas de los periódicos, a los resúmenes de los telediarios, en forma de mala noticia. Yendo más allá de esa imagen sesgada que se tiene del día a día en las fronteras ceutí y melillense, los periodistas y fotógrafos Fidel Raso (Sestao, Vizcaya, 1955) y Koro Cantabrana (Rentería, Guipúzcoa, 1966) acercan al público en la sala Martín de Rada del Planetario detalles de historias cotidianas en la exposición La frontera. Mezcla entre culturas , que se compone de 62 fotografías realizadas en los últimos tres años. “Había muchas imágenes y muy impactantes, la selección ha sido difícil, pero las que están expuestas reflejan bastante bien cómo transcurre la vida en las fronteras”, cuenta Koro Cantabrana sobre la muestra, visitable hasta el 31 de enero y sirve de complemento al programa formativo que se iniciará en febrero en IPES sobre Migraciones, políticas de integración y diversidad.

“Cada imagen tiene su historia, y todas contienen escenarios fronterizos de dos ciudades maravillosas, llenas de luz y rodeadas por mar, que tienen una vida como la tiene cualquier ciudad española, pero que están muy marcadas por la frontera; por la lucha antiterrorista, la inmigración, el tráfico comercial, y la convivencia de cuatro religiones: cristiana, en su mayoría; musulmana (un 40%), hindú y judía”, añade Fidel Raso sobre la exposición, que se completa con textos escritos por la periodista Tamara Crespo (Baracaldo, Vizcaya, 1971), quien trabaja junto a Raso en el diario El Faro de Ceuta.

La fotografía más reciente fue tomada hace apenas dos semanas, y muestra el féretro de una emigrante que llegó muerta a las costas de Ceuta, sin nombre, sin identificación, y a la que se le dio entierro en la ciudad europea, lejos de casa, sin familia, pero acompañada de algún extraño solidario que quiso darle su último adiós. Otras imágenes dan fe de la precaria realidad de “miles de marroquíes que trabajan de porteadores de todo tipo de productos que adquieren en Ceuta y Melilla y venden en su país”, dice un texto de Crespo; o inmortalizan visitas anecdóticas como la de los Reyes a las dos ciudades el pasado noviembre.