Las ONG, con los 'bengalíes de Melilla'

El Mundo, PAQUI SANCHEZ / OLGA R. SANMARTIN, 30-01-2008

Una treintena de colectivos sociales e IU piden al Gobierno que permita que se queden por razones humanitarias Ya se les conoce así, como los bengalíes de Melilla. Son Alom, Sahieul, Sana, Mohamed, Azhar y otros 125 sin papeles del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de esta Ciudad Autónoma que duermen a la intemperie – los más afortunados, en frágiles chabolas – para evitar ser expulsados.


Las ONG les respaldan en su dura lucha. Cerca de una treintena de colectivos – entre ellos, SOS Racismo y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) – pidieron ayer al Gobierno que permita que se queden en España por razones humanitarias.


No descartan del todo iniciar las mismas movilizaciones sociales que emprendieron hace dos meses para impedir la deportación de los 33 bengalíes del CETI de Ceuta que escaparon al monte, donde estuvieron tres meses malviviendo. Entonces se recogieron más de 6.000 firmas y, tras dos mediáticos encierros, el Gobierno prometió no repatriarles si regresaban al centro de acogida y encontraban trabajo.


Sin embargo, el proceso de negociación en relación a los bengalíes de Ceuta todavía no se ha cerrado, según explica Débora Avila, portavoz de la Red Ferrocarril Clandestino, que une bajo el mismo nombre a todas las ONG.


«La situación de los de Melilla es como la de los de Ceuta», añade. «Unos y otros cumplen todos los requisitos para pedir la residencia en España por razones humanitarias».


Esta fórmula puede aplicarse si se da uno de tres supuestos. El primero es que sus vidas corran algún riesgo si retornan a su país. «Parece que sí, pues la mayoría vino a España a través de mafias a las que todavía no han pagado la deuda», dice Avila. El segundo es que en su lugar de origen se haya producido alguna catástrofe natural – «el ciclón Sidr, en noviembre» – o de conflicto – «la situación política que existe en Bangladesh» – . El tercero es que tengan algún tipo de enfermedad. La mayoría de ellos presenta cuadros de shock y ansiedad y alguno ha amenazado con suicidarse.


«No se conocen las garantías que tendrán en caso de ser devueltos», indica Javier Ramírez, de SOS Racismo. «No se puede tolerar que se vulneren sus derechos de esta forma, dejándoles en una situación de limbo jurídico», señala la diputada de IU Montserrat Muñoz. «La situación tiene que ser arreglada», concluye el presidente de CEAR – Sur, Alberto Revuelta.


En su travesía a España vio morir a cuatro


P. S.


MELILLA. – Pasó la frontera escondido en el doble fondo de un coche. En Marruecos estuvo un año entero, esperando su oportunidad. Durante su travesía por el Sáhara murieron cuatro de sus 13 compañeros de viaje. Es amigo de Shaieul Islam. Los dos tienen 27 años y son de la misma ciudad: Dacca. Alom tiene la sensación de que los cursos de formación laboral que ha recibido en el CETI «no sirven de nada», ante la falta de expectativas de futuro que se le presenta por haber nacido en Bangladesh. Aun así, sigue esperando que su suerte cambie. «Nosotros también tenemos el mismo sueño que nuestros compatriotas en Ceuta».


Dejó a sus hijos pequeños


P. S.


MELILLA. – Es el benjamín del grupo (26 años) y también el único que tiene hijos. Los dejó en Bangladesh cuando prácticamente eran unos recién nacidos. Sana Ullah es el único hijo varón de una familia sumida en la pobreza más extrema. Intentó probar suerte en Europa, donde entró en 2005. Una patera le llevó a Melilla. En todo este tiempo, ha seguido varios cursos de carpintería y español, un idioma con el que todavía no tiene demasiada soltura debido a su timidez. Aun así, no desespera y se ha empeñado en mejorar practicando con sus compañeros de chabola, donde duerme por miedo a que la Policía entre de noche en el CETI y se lo lleve.


Su familia falleció en el ciclón ‘Sidr’


P. S.


MELILLA. – Su familia entera murió en la tragedia del ciclón Sidr: su mujer y su hijo, cuya fotografía enseña. El no, porque estaba en Melilla. Desde entonces, está sumido en una fuerte depresión que le lleva a pensar en sus seres queridos de forma obsesiva. También de noche, mientras intenta conciliar el sueño metido en una tubería, siguiendo por inercia al resto de sus compañeros, que duermen a la intemperie para evitar ser repatriados. Este bengalí, que fue soldado durante 11 años, no tiene miedo ni siquiera de ser abordado por los ladrones en la oscuridad de la noche, después de haber vivido tantas penurias en su vida.


25 personas en un solo todoterreno


P. S.


MELILLA. – Por culpa del ciclón Sidr perdió sus pertenencias y a su primo. A medio centenar de bengalíes del CETI de Melilla les ha pasado más o menos lo mismo. Las mafias ayudaron a Azhar Kalachan a salir de Bangladesh, ante la imposibilidad de encontrar un empleo con el que mantener a su familia. Pasó de todo en su ruta Mali – Argelia – Marruecos – España. Compartió estrecheces con otros 24 inmigrantes, metidos todos en un solo todoterreno. Perdió a su mejor amigo, que murió por el camino. Eso fue hace dos años y tres meses. Ahora confía en que su título de jardinero le ayude a conseguir los papeles. Mientras tanto, limpia coches.


Se suicidará si le deportan a Bangladesh


P. S.


MELILLA. – Es de los más veteranos del CETI de Melilla: lleva dos años y dos meses. La mafia le llevó en avión desde Bangladesh a Mali, donde se subió a un camión que atravesó el Sáhara para llegar a Argelia. Desde allí, alcanzó España en patera. «No somos animales, sino personas que sólo queremos trabajar», reivindica en un español casi perfecto, fruto de los cursos de idiomas. En Melilla limpia coches para ganar unos euros. Desde hace tres meses duerme fuera del CETI, en una chabola. Cinco compatriotas del centro se suicidaron hace unas semanas ante la imposibilidad de saldar su deuda con la mafia. El dice que hará lo mismo.

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