La recesión estadounidense y nosotros

El Universo, Manuel Chiriboga V. | mchiriboga@rimisp.org, 28-01-2008

Mi columna hace dos semanas se preguntaba ‘¿Recesión en Estados Unidos?’. Esta semana, la montaña rusa de las grandes bolsas mundiales dio indicación inequívoca de que Estados Unidos podía estar entrando en recesión. Hay argumentos suficientes para entender que las medidas tomadas por la reserva federal estadounidense (recorte en tasas de interés) y el paquete de estímulos acordados por el Ejecutivo y el Congreso (reducciones de impuestos e inyección financiera) pueden ser insuficientes. Esto por la naturaleza misma de la crisis. De acuerdo con Nouriel Rubini, profesor de la Universidad de Nueva York, medidas tradicionales serán poco efectivas porque: hay un sistema financiero paralelo formado por individuos y empresas poco reguladas que están en el corazón de la crisis del segmento  sub prime  de venta de viviendas; porque los consumidores norteamericanos vienen de un periodo de exceso de consumo, por lo que menores tasas, poco les incentivará a consumir más; y, porque la crisis es más de insolvencia que de iliquidez, con miles de familias sin poder pagar sus casas, constructores en quiebra, etcétera.

Tal vez la novedad mayor  esta semana es que los problemas norteamericanos pueden tener un impacto en el resto de la economía mundial, si la recesión es fuerte como ahora se cree.  Antes se decía que si Estados Unidos estornudaba, ello producía neumonía en el resto del mundo. La pregunta ahora es ¿qué pasa si a Estados Unidos le da neumonía? El consenso generalizado es que habrá una reducción en el crecimiento mundial.

¿Cómo nos afecta la recesión estadounidense y eventualmen – te global? Me parece que por tres vías al menos: a) por la caída del precio del petróleo; b) por una reducción en las remesas; y, c) por el efecto sobre nuestras exporta – ciones.

Veamos brevemente estos factores. El precio del petróleo ha comenzado a bajar de los 100 dólares a menos de 90. Para nosotros, ese valor tiene adicionalmente un castigo cercano a 13 dólares. Ello obviamente significará menores ingresos fiscales, ante la dificultad de compensar precios a la baja con mayor producción. A cuánto puede bajar, pues hay quienes sostienen que el precio del barril de referencia oscilaría en torno a los 76 dólares  en el 2008.

La caída de las remesas está relacionada, como me mencionó el lector José Orellana, con una propensión de los migrantes a mantener reservas de dinero en Estados Unidos para defenderse  de pérdidas esperables de ingresos, así como serias dificultades en los sectores donde mayormente trabajan, la construcción y sus actividades relacionadas. Las remesas que vienen de Estados Unidores son el 50% del total y llegan a miles de familias en el país. Una reducción afectará en forma directa su bienestar.

Las exportaciones a Estados Unidos representan el 12% de nuestro PIB y 42% de nuestras exportaciones. Si los norteamericanos consumen menos nuestras flores, bananos o camarones, eso podrá tener una repercusión directa en la fortaleza de la economía no petrolera, que fue la que, como lo reconoció el presidente  Correa, salvó al país en el 2007.

Tengo serias dudas de que los ecuatorianos estemos blindados contra un contexto de este tipo. El 2008 será un año tan malo económicamente como el 2007. El fuerte gasto público del 2007 lo pagaremos este 2008, al no tener reservas mayores para contrarrestar el impacto negativo que nos vendrá de fuera.

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