La jugada más redonda del Espanyol tuvo lugar, sin duda, en la grada de Montjuïc. Ni con Iván Kaviedes jugando en el conjunto blanquiazul y aspirando a la Bota de Oro sería esperable una imagen como la de ayer, con numerosas banderas ecuatorianas ondeando en el gol norte del estadio. Tuvo que ser retirada, incluso, una de las habituales lonas que cubren gran parte de los asientos del sector que ocupaban ayer los inmigrantes suramericanos .

La iniciativa, enmarcada en el proyecto Espanyol para todos, consistía ayer en regalar más de 10.000 entradas al consulado ecuatoriano. Surtió un efecto totalmente satisfactorio en todos los sentidos.

En primer lugar, miles de ecuatorianos vivieron una tarde de domingo viendo en directo fútbol de Primera, un regalo nada desdeñable tal y como están los precios del ocio a día de hoy. El estadio acogió 30.200 espectadores en total, su tercera mejor entrada en lo que va de Liga (por detrás de los choques ante Madrid y Barça). La iniciativa, además, dio al Espanyol una imagen de club integrador de culturas y, de paso, quizás pudo seducir a más de un nuevo socio de cara a la inauguración del nuevo estadio de Cornellà. / G. A.