Desde el muro de su casa ilegal, dos niñas miraban ayer a las personas concentradas en la parcela 83 de la Cañada Real para participar en el pasacalles de protesta organizado por los vecinos. “Queremos mostrar a la Administración lo que no quiere ver: ¡Las 40.000 personas de la Cañada existimos!”, gritaban. “Rumanos, marroquíes, gitanos y españoles vivimos en paz desde hace años, y queremos que lo sepan”. La marcha, con batucada, empezó a las once de la mañana, una hora más tarde de lo previsto, y transcurrió por uno de los caminos principales del poblado, convertido en barrizal. La pequeña riada de personas, en una marcha tranquila, se esforzaba por esquivar los charcos mientras los malabaristas hacían volar mazas y cariocas. El pasacalles concluyó en la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, donde luego se celebró una comida con productos típicos de las distintas nacionalidades que conviven en la Cañada Real Galiana. Los vecinos organizaron también un taller sobre la inmigración titulado ¿Ciudadanos de tercera?, enmarcado en el Foro Social Mundial, inaugurado el pasado viernes.