Un rincón del populoso Raval en el que Pakistán está por todas partes

La Voz de Galicia, Esther Taboada | La Voz, 25-01-2008

Los inmigrantes de la calle Hospital, en Barcelona, donde se practicaron los arrestos, intentan seguir con sus negocios, aunque muchos perciben temor en sus vecinos

Los inmigrantes de la calle Hospital, en Barcelona, donde se practicaron los arrestos, intentan seguir con sus negocios, aunque muchos perciben temor en sus vecinos

La pastelería Ayub estaba cerrada ayer. Una verja con grafitis impedía ver los dulces que cada día Nadim Ayub y sus cuatro empleados venden con una sonrisa amable en la calle hospital del barrio del Raval. A última hora del miércoles se confirmaba que su padre, Mohamed, de 62 años y que llevaba 40 viviendo en el barrio, era sospechoso de ser uno de los cabecillas de la célula islamista que presuntamente iba a realizar un atentado en Barcelona. Y Nadim, este mismo miércoles, seguía sin creerse las acusaciones mientras mataba el tiempo sentado en una tienda medio vacía, «porque desde que saltó la noticia la gente no entra por miedo», reconoce el comerciante.

Hace ocho años que el pastelero tiene abierto este negocio y por él siempre han pasado clientes de todas partes: «No solo vienen musulmanes a mi tienda, y en general cuando alguien entra, repite, sobre todo las chicas. Aquí, de siempre, la comunidad paquistaní ha sido muy respetada, porque somos muy tranquilos». Cuando dice esto Nadim esboza una sonrisa, pero en sus manos y sus ojos se lee la preocupación y nerviosismo por todo lo que está pasando con su padre: «Mi cabeza no funciona, no hago más que recibir llamadas de mi hermana desde Pakistán, llorando y muy preocupada».

La pastelería de Ayub no es ni de lejos el único establecimiento paquistaní del barrio. Alí, que lleva un año y medio en Barcelona y que trabaja en una carnicería, enumera muchos de los negocios que han ido apareciendo en la zona: «Restaurantes, panaderías, puestos en el mercado, carnicerías? en todas partes está Pakistán». Asegura que cuando escuchó la noticia se sorprendió muchísimo y explica que nota que la gente mira a los suyos con más recelo, pero él defiende a sus compatriotas, aunque reconoce que «en todas las comunidades hay buenos y malos».

Gente trabajadora y tranquila

Al lado de la mezquita donde fueron detenidos los presuntos yihadistas queda uno de los pocos negocios que sobrevive al paso del tiempo, los cambios del barrio y la presión inmobiliaria. Su dueño, que lleva 52 años en el Raval, también confirma que sus vecinos paquistaníes son gente trabajadora y tranquila, «vienen a ganar las perras, no como otras comunidades, que se pasan el día en la acera y son más conflictivas».

Pero a este oriundo de Aragón no le han sorprendido las detenciones y señala que «donde hay un caldo de cultivo se crean hongos» y que «cualquier religión acaba en fanatismo cuando es extrema».

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