La inmigración está en nuestra sangre

Diario de Noticias, Alberto Sara Adín, 23-01-2008

Quiero mostrar mi preocupación sobre la impunidad con que actúa últimamente la ultraderecha, sobre todo respecto a las manifestaciones contra la inmigración, bajo la inquietante autorización del Tribunal de Justicia de Madrid (TSJM), como pasó este pasado domingo en Madrid, y la confusión que eso puede llevar a provocar en la población la vociferación del miedo a lo diferente.

Me gustaría contar a toda la gente de Democracia Nacional y sus sectores afines que miren un poco a sus propias historias personales. Con mucha probabilidad, para vivir donde ahora viven, sus antepasados tuvieron que emigrar de las zonas rurales hacia la gran ciudad en busca de un futuro mejor. Llegaron de otras zonas económicamente menos avanzadas del Estado y la ciudad los acogió, ya que necesita constantemente de gente nueva para que se revitalice, progrese y avance. La ciudad siempre demanda gente nueva, si no se estanca.

En vez de tener miedo a la inmigración, miedo fomentado por muchos medios de comunicación, el camino podría ser otro. Uno en el que los sectores discriminados de nuestra sociedad, entre los que se encuentran el colectivo de inmigrantes, lograsen los derechos que les corresponden como personas que son y no un trato aberrante. Entre otras cosas porque no hace mucho que era la gente de aquí quienes tuvimos que salir, no sólo a otros países de Europa o América, sino de las zonas rurales, de la montaña, del Baztán, del valle del Roncal, de la Ribera o de Extremadura, por citar algunos lugares, a la gran ciudad: Iruña. Por eso todas las personas llevamos un pasado de inmigración en nuestra sangre, y en vez de cerrar las puertas a quienes llegan, no estaría mal tener algo más de perspectiva y convivir como personas que somos.

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