Quizá el nombre de Alejandro Stanislavov Solokov no diga gran cosa, por ser extraño, pero es el nombre del primer niño nacido este año en la provincia de Gipuzkoa. Sus progenitores son búlgaros. Ainara Quinteros Quinteros es la primera persona nacida en Bizkaia. Sus padres son bolivianos. Marisol fue el primer bebé que nació en la Provincia de Araba. Su madre es una joven colombiana, que tiene un nombre precioso, Lineth.

Todo está cambiando con muchísima rapidez, hasta tal punto de que cuesta acostumbrarse a la novedad, y, una vez realizado el esfuerzo requerido, todo se desvanece y es necesario comenzar de nuevo, aunque desde otra dimensión, otra altura, otra perspectiva.

Pero el cambio que se avecina es perceptible y demostrable con cifras y hechos. También inevitable, creo.

Cada vez son más los inmigrantes que, viviendo aquí, han decidido echar raíces, tener una familia y ofrecer un ser al futuro que vendrá. Asentarse es como sentarse y respirar el ambiente, sentir en la carne el surcar de los días en su inevitable discurrir, mirar hacia delante y descansar.

Nadie puede saber lo que sucederá de aquí a unos años, ni de aquí a unas horas, excepto el tiempo y la climatología, tal vez, por eso del satélite.

Pero este pequeño cambio de la población es de los pocos sucesos interesantes y seductores que se han dado y, por ello, merece la pena seguirlo con atención, incluso con pasión.