Nueve años después de la sentencia que condenó al nazi Pedro Varela a penas que sumaban cinco años de cárcel por incitación al odio racial y apología del genocidio, la Audiencia de Barcelona celebró ayer la vista contra la sentencia.

La demora se explica porque el mismo tribunal que ha de resolver, formado entonces por otros jueces, cuestionó ante el Tribunal Constitucional uno de los artículos del Código Penal que se le aplicó a Varela, propietario de la librería Europa. Y hasta que no se dictase primero la sentencia del alto tribunal, que ha tardado casi ocho años, los jueces de Barcelona no podían pronunciarse.

Precisamente en aplicación de esa sentencia, el fiscal pidió que se rebaje la pena a Varela a tres años de cárcel por incitación al odio racial y se le absuelva de apología del genocidio, por el que se impusieron otros dos años. El fiscal explicó que actuaba así porque le vincula la sentencia del Constitucional, “que no se comparte, pero que se acata”, en el sentido de que no puede considerarse delito la negación del genocidio prevista en el artículo 607.2 del Código Penal que se le aplicó a Varela.

La defensa del que fue presidente del disuelto grupo neonazi Cedade reclamó la absolución de su cliente e insistió en su informe, al menos en una docena de ocasiones, en referirse a Varela como “un librero”.

En el otro lado se situó la Federación de Comunidades Judías de España, que ha ejercido la acusación en el proceso y que reclamó que se ratificara la condena de cinco años. “No se condenó a Varela por ser librero, sino por distribuir publicaciones antisemitas. Los libros actuaron como encubridores del delito”, explicó al tribunal la abogada Maria Saló.

Por su parte, el abogado de SOS Racismo, que también ejerce la acusación en el caso, recordó que la librería Europa fue creada para difundir las ideas nazis por todo el mundo y poder rehabilitar aquel régimen.