«Aquí no dejan entrar ni a gitanos ni a rumanos ni a lituanos. Lo de la fiesta es la excusa que se da simepre». Mónica, encargada de la Sala Princesa durante un año, niega de esta manera los motivos argüidos por el club para impedir la entrada a los tres individuos de etnia gitana.

Según fuentes de la Policía Nacional, los porteros alegaron que había una fiesta privada porque uno de los implicados es un cliente habitual «un poco bronco». Las mismas indican que, probablemente, el agresor se enfadó tanto por razones de celos. Se sospecha que tiene un interés especial por una de las chicas del club.

Uno de los responsables del local negó este último supuesto. Tal como explica, las personas de etnia gitana se toman como una afrenta personal cada vez que no se les deja entrar.

Domingo C., actual encargado de la Sala Princesa, asegura que el pasado domingo había en realidad una fiesta privada. «No se trata de racismo ni de nada. Invitamos a todo el mundo a venir. Como ves tenemos colombianos en la puerta».

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