Tarek Bouniafa / / Joven marroquí asesinado en Costa Polvoranca

Responsable, muy cariñoso y 'manitas'

El Mundo, QUICO ALSEDO, 08-01-2008

La pequeña historia de Tarek Bouniafa es la de tantos marroquíes en su particular sueño español del otro lado del Estrecho de Gibraltar. Primero, en 1989, llegó Naija, la madre, del pequeño pueblo cerca de Larache del que es originaria la familia Bouniafa. En 2000 arribó, «con papeles», el mayor de sus seis hijos, Tarek, y luego llegarían otras dos hijas.


El, «muy responsable y cariñoso», con 19 años recién cumplidos, siguió el periplo de tantos chavales marroquíes: trabajillos de poca monta y un entorno cercano a sus compatriotas: Navalcarnero. También había sido detenido dos veces por tráfico de estupefacientes, según fuentes policiales, aunque los indicios no vinculan en principio su muerte a esta actividad.


Tarek curró en siete años de «albañil, camarero, en cosas de bricolage… Cualquier cosa con la que me pudiera ayudar económicamente», aseguraba ayer Naija, que no podía reprimir sus lágrimas al rebuscar en su pequeño monedero de cuero viejo para facilitarle a este diario una imagen del chaval muerto: «Por favor, devuélvamela porque sólo tengo ésa…».


«El tenía un corazón muy grande, ése era su único problema, casi todos sus amigos eran españoles y todos le querían mucho», decía ayer la mujer, rota de dolor, después de gesticular su rabia y su tristeza ante las cámaras de varias cadenas de televisión. Cerca, sorprendentemente entera, la novia del chico, Gemma, recordaba cómo le conoció hace tres años «en el bar en que curraba de camarero, en Alcorcón». Contaba Gemma que, mientras estuvieron juntos, Tarek «jamás se metía en problemas, es de hecho el único marroquí legal que he conocido, el único moro bueno que yo he visto. De verdad que era demasiado bueno, la gente yo creo que se aprovechaba de él…», terminaba.


El fallecido, según su novia, «tenía papeles desde que llegó a España, pero le habían caducado y los abogados estaban intentando renovárselos». Le gustaba «estar con su gente, y por encima de todas las cosas, dormir, le encantaba dormir, podía dormir durante horas, era increíble», dice Gemma.


Tarek Bouniafa «sólo tenía una gran ilusión en la ida, aparte de vivir tranquilamente: quería traerse a su padre y sus hermanos de Marruecos. Y, fíjate, ahora van a venir, pero a otra cosa», decía ayer su novia.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)