Los republicanos prometen acelerar la construcción del muro fronterizo

El Correo, M. G., 04-01-2008

Rachel Caufield, profesora de Política de la Universidad de Drake, cree que el sentimiento antiinmigrante que se ha propagado en el país es una de las consecuencias del miedo desatado tras el 11-S, y el miedo no atiende a razones. Cerrar las fronteras es visto como un tema de seguridad nacional. «La gente responde con las tripas, no con la cabeza. Lo que quiere oír es: ‘Échalos a todos’». Buscan acciones drásticas: deportaciones masivas, un muro, la Guardia Nacional. No quieren oír hablar de la parte práctica, de la imposibilidad de echar a doce millones de personas que no sabes ni dónde están.

De hecho, la caída de Hillary Clinton en las encuestas empezó el pasado 31 de octubre, tras el debate de Filadelfia en el que se negó a retirar su apoyo al proyecto del gobernador de Nueva York, Elliot Spitzer, que quiere dar carné de conducir a los indocumentados. La estrategia de Spitzer, adoptada ya en siete estados, permite a las autoridades tener un registro de todos los ciudados con permiso de conducir, además de hacer las calles más seguras. Pero los votantes demócratas no atendieron a razones y tacharon a Clinton de blanda con los inmigrantes.

La misma etiqueta que recibió el republicano Mike Huckabee por permitir que los hijos de indocumentados se beneficien de becas universitarias en Arkansas. Entonces defendió su decisión con el argumento de que «los hijos no deben pagar por los pecados de sus padres», pero cuando eso se ha convirtió en munición electoral su reacción fue todo menos compasiva. Su plan para frenar la inmigración promete terminar de construir el muro para julio de 2010, redoblar la seguridad en la frontera, eliminar programas de reunificación familiar y dar 120 días a todos los emigrantes para registrarse o abandonar el país.

Sólo en inglés

Su correligionario Rudy Giuliani ha tenido que cambiar radicalmente el discurso que sostuvo mientras era alcalde de Nueva York. «Si has venido aquí a trabajar duro pero tu estatus es de indocumentado, eres una de las personas que queremos en esta ciudad», dijo en 1994. Ahora en sus anuncios de campaña promete «terminar con la inmigración ilegal», construir un muro en la frontera e imponer el inglés como única lengua.

Es más, en el debate de CNN y YouTube, donde la inmigración fue la primera pregunta de la noche y dominó la discusión, el héroe del 11-S acusó rápidamente a su rival Romney de haber convertido el estado y «hasta su propia casa» en un «santuario» por contratar a ilegales. En realidad se refería a los empleados de una empresa que arreglaba el tejado de la residencia oficial. «¿Está sugiriendo que cada propietario que contrate a una empresa para hacer reparaciones y oiga a alguien con un acento raro debe ir a decirle: ‘Quiero ver tus papeles’», se defendió Romney. Pero su argumento no encontró la menor simpatía entre la audiencia, según demostraron los barómetros de opinión. De hecho obtuvo la nota más baja de la noche y lanzó el debate migratorio al centro de la campaña.

Según una encuesta de la Universidad de Iowa, la inmigración es el segundo tema más importante para los republicanos, sólo después de la guerra de Irak. Entre los demócratas salta hasta el octavo puesto, pero sigue delante del aborto, el precio de la gasolina e incluso el terrorismo, según otro sondeo del Pew Research Center.

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