CON MUCHA CARA / HORIA BARNA / DIRECTOR DEL INSTITUTO CULTURAL RUMANO

«Los rumanos son latinos aislados»

El Mundo, JAVIER MEMBA, 03-01-2008

«Los rumanos somos los latinos de Oriente, aunque estuvimos aislados del imperio romano durante cientos de años» / «Los niños rumanos reciben los regalos por san Nicolás, que también premia a los buenos y castiga a los malos» / «Los Reyes Magos son una de las celebraciones que se han perdido en Rumanía con el tiempo» Hombre apacible donde los haya, como el director del Instituto Cultural Rumano de Madrid que es, Horia Barna recuerda que su país, además de por la emigración, también pasa por filósofos de la talla de Emile Cioran y Mircea Eliade, arquitectos como Brancusi y dramaturgos como Eugène Ionesco, entre otros grandes del pasado siglo. Más próximo a estas fechas es el concierto del coro infantil rumano que, organizado en colaboración con su centro, mañana (19.00 h.) amenizará la Ciudad de los Niños de la Plaza de Colón.


Pregunta. – ¿Cómo celebran estas fechas allá en Rumanía?


Respuesta. – Los rumanos somos los latinos de Oriente, aunque estuvimos aislados del imperio romano durante cientos de años. Esto significó una conservación del paganismo precristiano y de las costumbres de las invasiones bárbaras, que en algunos casos no fueron tan bárbaras como se piensa. En cualquier caso, ahora hay una mezcla de tradiciones antiquísimas con el cristianismo temprano.


P. – ¿La modernidad también les ha llevado a Papá Noel?


R. – A Papá Noel y al abeto. Por cierto, en Rumanía, el abeto, decorado con sobriedad, simboliza los tres momentos más importantes en la vida de un ser humano: el nacimiento, la boda y la muerte.


P. – Y la Epifanía… ¿También visitan los Reyes Magos a los niños rumanos?


R. – No. Esta es una de las celebraciones que se han perdido con el tiempo. Tradicionalmente los niños rumanos reciben los regalos por san Nicolás, quien también premia a los buenos y castiga a los malos.


P. – Entonces, a estas alturas, ya casi ni se acuerdan de los regalos…


R. – Sí porque las fiestas navideñas se prolongan desde el seis de diciembre hasta el seis de enero. Se celebra especialmente el solsticio de invierno. El nacimiento del nuevo ciclo del sol y el de Jesucristo se fusionan. En Rumanía, el fin principal de las fiestas navideñas es el de renovar el tiempo gastado, deteriorado, y la regeneración de las personas mediante la santidad y la alegría.


P. – ¿Se cantan villancicos o se entona algún otro tipo de canto?


R. – Los jóvenes van por las casas cantando villancicos y a cambio les dan nueces, pasas y manzanas. Son especialmente apreciados los villancicos de la región de Maramures. Mañana, a las siete de la tarde, el coro de Donia, una agrupación infantil, protagonizara una muestra del folclor navideño rumano en la Ciudad de los Niños de la Plaza de Colón.


P. – Siendo la suya la iglesia ortodoxa, ¿cómo es que se rigen por el calendario gregoriano?


R. – Los ortodoxos rumanos y griegos mantienen el calendario general en cuestión de ritos, a diferencia de los cristianos ortodoxos rusos, búlgaros serbios, ucranianos y de toda esa parte, quienes tienen un desfase de dos semanas. Pero Papá Noel ha acabado con los Reyes Magos en todos los sitios. Es una desgracia, tanto para los niños como para los mayores rumanos, que no se haya conservado la tradición de los Magos de Oriente. Los rumanos son latinos aislados entre pueblos eslavos y tienen mucho parecido con los españoles.


P. – ¿Qué diferencias hay entre la iglesia ortodoxa rumana y la iglesia católica española?


R. – Son cuestiones de ritos referidos a la Santísima Trinidad en los que no me atrevo a entrar porque es una cuestión muy delicada. Si me gustaría hacer hincapié en que las iglesias rumanas no son tan monumentales como algunas españolas. En Rumanía hubo siglos y siglos en que los invasores – los turcos, los tártaros – arrasaron todo lo que se construía. Para construir los pilares de una comunidad floreciente se necesita una paz prolongada. Las iglesias son más pequeñas. Pero en cierto modo están más cerca de Dios.


P. – Ya concretándonos al centro que usted dirige, ¿podemos decir que es el Instituto Cervantes rumano?


R. – En efecto, es el equivalente al Cervantes en Bucarest. Trabajamos en colaboración con muy buenos resultados.


P. – De modo que trabajan ustedes de cara a los españoles, más que para los rumanos.


R. – Intentamos dar a conocer a los españoles la cultura y la civilización rumanas. A diferencia del Cervantes en Bucarest, apenas enseñamos nuestro idioma. El rumano no tiene la misma difusión que el castellano.


P. – ¿La exposición dedicada al filósofo Mircea Eliade, que anima estos días su sala, es una de las primeras muestras de esa inquietud?


R. – Cierto. También queremos dar a conocer nuestra cultura mediante muestras fotográficas, funciones teatrales y ciclos cinematográficos. Tenemos un cine muy bueno e interesado por la realidad del país. Al ver esas películas, la gente comprenderá por qué hay en España un millón de rumanos.


RETRATO


Origen. Bucarest, 1958 Currículo. Tras estudiar filología española en su Bucarest natal, se empleó como profesor de español y de rumano durante una década. Paralelamente se dio a conocer en su país de nacimiento como periodista especializado en la OTAN y en la Unión Europea. Posteriormente, llegó a Madrid en 2006 para poner en marcha el Instituto Cultural Rumano. Aficiones. «El cine. Siempre me ha sorprendido su capacidad de comunicación, su expresividad». Debilidades. «España me duele tanto como a Unamuno». Virtudes. «La tolerancia». Defectos. «Hay cosas que a veces aplazo demasiado».

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