La concentración de tiendas de inmigrantes en tres barrios de Bilbao complica su futuro

Sólo uno de cada cinco comercios de Bilbao la Vieja, Rekalde y Deusto se mantiene durante más de cuatro años

El Correo, LORENA GIL, 17-12-2007

En Bilbao existen un total de 6.227 comercios minoristas. Pese a que son un elemento tractor de la economía de la villa, la falta de relevo generacional y los problemas a la hora de hacer frente a las grandes superficies han motivado que algunos se vean obligados a echar el cierre. El traspaso es una de las soluciones más comunes y ahí es donde entra la población inmigrante. La capital vizcaína cuenta en la actualidad con más de 250 negocios regentados por extranjeros, que se concentran en gran medida en los barrios de Bilbao la Vieja, Rekalde y Deusto. Esta proximidad, sin embargo, juega en su contra. La dura competencia hace que sólo uno de cada cuatro se mantenga apenas un lustro después de su apertura, según un estudio elaborado por la asociación Nuevo Ciudadano.

La mayoría de los establecimientos son familiares o, como mucho, suelen contar con la ayuda de un trabajador y su ubicación viene determinada por dos factores. El primero es la tasa de población inmigrante residente en cada zona; cuanto más elevada, mayor será su clientela, mientras que el segundo es puramente económico. «Son puntos en los que los alquileres o la compra de locales resulta asequible», dice el presidente de la agrupación, Neisser Trujillo. Natural de Colombia, hace nueve años que vive en la capital vizcaína, donde se licenció en Administración y Finanzas. Trujillo advierte de que la sectorización se hace incluso más patente al observar la actividad comercial existente en cada barrio.

En Bilbao la Vieja, que engloba «casi la mitad de los negocios de inmigrantes» asentados en la capital vizcaína, predominan los establecimientos regentados por africanos y árabes. El 80% están ubicados en la calle San Francisco y los tipos de empresa predominantes son los locutorios, los bares, los restaurantes ‘Kebab’ y las tiendas de alimentación. Cabe destacar que incluso en aquellos negocios más especializados, como puede ser una carnicería halal, que sigue los preceptos emanados de El Corán, se ofrecen asimismo productos tanto autóctonos como originarios de otros países, por lo que su clientela acaba siendo de lo más plural.

Rekalde y Deusto hasta San Ignacio, por el contrario, llevan el sello latinoamericano. Los bares y restaurantes de Gordóniz y de los alrededores de la plaza de toros son casi todos propiedad de colombianos. «En total habrá unos 35», señala Trujillo. La decena de locutorios y tiendas de alimentos que se dibujan a lo largo de la avenida Lehendakari Aguirre, sin embargo, pertenecen a personas procedentes de Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Horarios muy flexibles

Lograr que el negocio sea rentable es uno de los caballos de batalla de los inmigrantes, según advierten desde Nuevo Ciudadano. «Sólo el 20% de los comercios existentes en Bilbao lleva más de cuatro años abierto, la mayoría son esporádicos porque tienen muchas dificultades para salir adelante», revela Trujillo.

Hablando en euros, «al 90% lo único que le queda es su salario», asegura. Según el presidente de Nuevo Ciudadano, un establecimiento medio vendría a facturar «entre 5.000 y 6.000 euros brutos al mes», cantidad de la que debe descontar los gastos derivados del mantenimiento de su negocio, así como el sueldo del trabajador que tenga a su cargo, en caso de tenerlo. «Al final sólo obtiene unos 1.500 euros de beneficio», calcula Trujillo.

La proliferación de comercios de similares características en una misma zona y a escasos metros unos de otros provoca que la competencia sea mucho mayor. Como consecuencia, al final, uno acaba por quitarle el pan al vecino. Para combatir este problema, Nuevo Ciudadano aboga por una mayor regularización de estos negocios por parte de las instituciones. «Al igual que no se permite que una farmacia abra sus puertas si no respeta un límite determinado de distancia respecto a otra, con estos establecimientos debería aplicarse una medida parecida», apunta Neisser Trujillo.

La flexibilidad en los horarios de apertura y cierre y la posibilidad de abrir los domingos son dos de las cuestiones que hasta ahora favorecían a los inmigrantes. Los bazares chinos son sólo un ejemplo de ello. Pero la futura ley del Gobierno vasco, que les obligará a unificar su jornada laboral a la del resto de comercios, dará al traste con esta coyuntura.

Aún así, la proliferación en Bilbao de locales regentados por extranjeros es una realidad que «se multiplicará con el paso del tiempo, como ya ha ocurrido de tres años a esta parte». La diferencia es que la expansión de estos negocios se orienta cada vez más hacia zonas menos saturadas.

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