El voto hispano en Estados Unidos

La Prensa Gráfica, Rubén Navarrette Jr./The San Diego Union-Tribune, 16-12-2007

San Diego, California. La entrada al primer debate presidencial republicano en español de todos los tiempos fue gratis. La idea de Tom Tancredo, el único que no participó y un alarmista, que constantemente incita a la turba nativista y tiene el valor de acusar a sus correligionarios republicanos de halagar a los electores, es invaluable.

Tancredo sostiene que él boicoteó el debate, patrocinado por la red de televisión en español Univisión, para poder enfatizar la necesidad del inglés como idioma común. Pero la probable verdad sería que no estaba muy entusiasmado con someterse a preguntas frente a un público mayoritariamente hispano. El debate migratorio puede ser brumoso, y los demagogos como él proporcionan un valioso servicio cuando muestran que el problema no son las palabras tales como legal o ilegal, sino la cultura cambiante, los virajes demográficos y la presencia hispana creciente en Estados Unidos.

Uno puede ser un mexicano – americano de cuarta generación, que vive en Tucson y cuya familia nunca cruzó la frontera, trabajó duramente, envió a sus hijos al ejército, y votó a los demócratas. Pero, porque tiene parientes que viven en México y su cultura es la mexicana, ¿tiene que aguantar el racismo que forma parte del debate migratorio y la sospecha de haber llegado ayer? Todo ello es parte de lo que uno de los moderadores del debate llamó la ola de sentimiento antihispano que barre el país.

Ese sentimiento debe ser contrarrestado. Y, en un país con 44 millones de hispanos donde muchos o bien hablan español o viven en familias donde se habla español eventos de este tipo son un indicio de respeto. Y dado que las cifras del Censo dicen que uno de cada cuatro estadounidenses será hispano para 2050, los hispanos podrían ser una cuestión de supervivencia para los partidos políticos. Los únicos que se niegan a aceptarlo y resienten las tentativas de acercamiento como los debates en español son los que se preocupan por perder su lugar en la jerarquía.

Mientras, se espera que el número de hispanos que vote en las elecciones presidenciales del año próximo esté justo por debajo de los 9 millones, o alrededor de un 9 por ciento del electorado. Esos votos están concentrados en estados muy reñidos, cuyas primarias llegan temprano en el proceso y, por tanto, tendrán el mayor impacto.

Los hispanos tendrían aun más impacto si volvieran a la tradición de ser electores indecisos. Sin embargo, para 2008, los hispanos parecen estar en el bolsillo de los demócratas.

Una encuesta reciente del Pew Hispanic Center encontró que los demócratas disfrutan un margen de más de 2 – 1 de apoyo entre los electores hispanos. El 57 por ciento de los hispanos registrados para votar dijo que favorecía a los demócratas, mientras el 23 por ciento dijo que apoyaría a los republicanos.

El Partido Republicano debe trabajar para atraer a los hispanos, y eventos tales como el debate de Univisión ayudan a ese fin.

Algunos podrían decir que este tipo de declaraciones son halagos. Otros tienen un término diferente, es decir la verdad.

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