Dentro de 3 años y un mes la Comunitat alcanzará la cifra de un millón de habitantes de nacionalidad extranjera. En esa fecha, enero de 2011, la población valenciana será de 5,3 millones de personas.

Las proyecciones de población realizadas por el Observatorio de la Inmigración de la Fundación CeiMigra prevén dos posibles “escenarios”: uno situaría en 1.040.400 el número de extranjeros y otro, en 1.053.293.

El sociólogo Luis Díe, uno de los autores del Anuario CeiMigra 2007, argumentó que, al tratarse de un fenómeno tan cambiante como el migratorio, la realidad “puede variar” considerablemente con respecto a lo reflejado en las proyecciones. Además, cuanto más lejano es el plazo, menor es la fiabilidad. Por ejemplo, el mismo estudio augura que en 2016 la cifra de inmigrantes de la Comunitat podría alcanzar la cifra de 1,4 millones. Esto supondría el 25% de una población total de unos 5,8 millones.

En cualquier caso, el poco más de un millón de extranjeros previstos para la Comunitat dentro de tres años prácticamente igualaría la población actual de Asturias y de Extremadura y superaría la de la ciudad de Valencia, la de las Islas Baleares y la de tres regiones más: Cantabria, Navarra y La Rioja.

Todas las horquillas de población extranjera previstas por el estudio de CeiMigra, una fundación impulsada por Bancaja, la Generalitat y la Compañía de Jesús, coinciden en que los ciudadanos de la Unión Europea se mantendrían por encima de los extracomunitarios.

Uno de los factores que han motivado esta teoría ha sido la entrada de Rumanía y Bulgaria a la UE, lo que ha disparado la cifra de comunitarios presentes en los padrones municipales valencianos. “En otros observatorios de inmigración españoles han detectado que este mismo año ha seguido aumentando la población de rumanos y búlgaros”, explicó Díe.

Estas personas aún no se han visto reflejadas en estadísticas oficiales. “Ahora mismo no podemos saber cómo va evolucionar la llegada de comunitarios”, insistió.

Los fenómenos migratorios, además de factores como países que se convierten en miembros de la UE (lo que permite a sus ciudadanos entrar y residir libremente en España), dependen de otras cuestiones: por ejemplo, de drásticos cambios socioeconómicos en los países de origen y que difícilmente pueden ser predichos.

Los resultados de este completo estudio contrastan con unas previsiones lanzadas por el Consell en mayo de 2006. Cuando había censados menos de 600.000 extranjeros, auguraba que el año pasado la Comunitat acabaría con casi un millón de habitantes. Y concluyó con 0,7. También elevaba para 2010 a 1,5 millones el número de inmigrantes, cifra que el informe de CeiMigra ni siquiera prevé para 2016.

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