ALERTA / EL DESEMPLEO ATACA A LOS «CON PAPELES»

DOBLE DRAMA: PARADO E INMIGRANTE

El Mundo, MARTIN MUCHA, 16-12-2007

MAS DEL 50% de los nuevos parados son personas que vinieron a España sólo para trabajar, sin más recursos que sus manos. Ya hay casi 200.000 registrados en esta situación. Todo indica que el número crecerá por el hundimiento imparable del ladrillo. Todos tenemos un problema A veces se pierden las ganas. El rumano Beniamin Gabriel Tecu abre la puerta de su estudio en Carabanchel (Madrid). Hay un ordenador en su salón. En su monitor luce un par de centenares de iconos desordenados. En la mesa de centro un puzzle de 500 piezas a medias de adquirir forma. Como su vida desde que está en paro. Uno más en la lista de inmigrantes con papeles que viven esta situación. Son 198.354 en total según el INEM. Datos oficiales crudos: más del 50% de los nuevos parados son hombres como Beniamin. Los que llegaron a España creyendo que, una vez obtenida la documentación, el rompecabezas comenzaría a ordenarse. El frenesí de obtener los papeles – como metáfora de una vida resuelta – se acaba con el fin del boom del ladrillo. Beniamin toma una pieza de la caja y la coloca en su sitio. «A veces me pongo triste», reflexiona.


Razón. Andrés Ramírez Marulanga se sienta en un parque de Mallorca, con un chorro de agua detrás. Lleva gafas oscuras en el bolsillo de la camisa. En ellas se reflejan palmeras, la lente del fotógrafo y unas nubes amenazantes. Llegó de Bogotá hace seis años. Con 16 hizo sus pininos profesionales. De peón de obra, la misma vía de entrada laboral que Beniamin. Después pintó carrocerías de coches. Hace 15 días se terminó su contrato en un almacén de ropa. Tras nueve meses, fue despedido. Es un número más, un ser humano en el escarnio de las cifras macroeconómicas, que señalan que Baleares ya está en una grave crisis. El desempleo entre los inmigrantes ha crecido furibundamente. Entre octubre y noviembre, el paro ha aumentado un 51,30% (13.213 personas). Con la tranquilidad del apoyo de sus padres tiene tiempo para encontrar algo. «Los dos tienen trabajo, si se da el caso, ellos me ayudarán económicamente», reconoce Andrés.


Busca tajo cada día en Internet y en los periódicos: «Es la mejor forma de acceder a un buen trabajo», afirma. Antes, sus propios compatriotas eran el apoyo en temas laborales, pero ya no. «Entre nosotros aparecen chapucillas, pero no un trabajo serio en el que te paguen bien». Se quita las gafas con la mano derecha. Luce dos anillos delgados. Sus dedos sostienen un periódico que abre con prisa. Las páginas no tienen ninguna novedad laboral que contarle. Quizás mañana.


¿Sus padres lo podrían rescatar en caso de una larga temporada en el paro? «Sufrirán más los inmigrantes que no tienen una familia detrás que los apoye. Pero, incluso los que la tienen, no tienen seguridad porque ellos también trabajan en actividades de riesgo», afirma, apocalíptico, Carlos Martín, miembro del equipo económico de Comisiones Obreras. El panorama económico habla de crisis. De un ciclo que se ha acabado. Ha concluido la prosperidad que daba la desmesurada venta de pisos y el elevado consumo. La inflación, que cada vez es mayor (6,3% sólo en la campaña navideña), se percibe. Son los más vulnerables .


El hogar de Beniamin sufre cada vez que va con Sonia, su mujer, al supermercado. «Es simple. Cuando llegamos, hace poco más de siete años (ella con 19, él con 20) la leche costaba mucho menos que la gasolina. Hoy la leche cuesta más», asegura Sonia. Ella se encarga del alquiler (más de 500 euros), la comida y las deudas. Lo hace limpiando casas.


No han perdido la amabilidad. Sobre la mesa ponen un cozonac, un dulce rumano hecho con nueces y bizcocho. Beniamin ha tenido que vender algunas cosas. «Ya tendremos algo mejor». Las paredes rosa de su estudio de 50 metros parecen magenta con la tenue luz del plafón.


«El efecto social puede ser terrible. Cuando te encuentras solo, sin más ayuda que tus compatriotas, se genera el efecto de gueto, un enclaustramiento…», asegura José Ramón Pin, especialista en inmigración y profesor del IESE Business School. «Ese será el primer efecto. Por mucho que hagan otras instituciones, el lugar natural para su integración es la empresa». Pin suelta las cifras como puñales. «Ya se ha pronosticado que en 2008 habrá medio millón de empleos menos por la caída de la construcción». Eso implica que, teniendo en cuenta que los inmigrantes ocupan el 25% de los puestos en esta actividad económica, habrá 125.000 desempleados inmigrantes más. Tres veces más que este año. Una palabra para resumir el futuro inmediato: «desilusión».


Assa Camara, 25 años, sostiene a Cherif, su hijo. Tienen ese término escrito en su brega diaria. Ellos comparten el ébano en la piel y el espíritu guerrero senegalés. «En enero hará dos años que dejé Senegal y vine a Lleida gracias a la reagrupación familiar», explica Assa. Desde entonces sólo ha trabajado dos meses en la campaña de la fruta. «Al venir por mi marido llegué ya con papeles», asegura. Ella se casó con Moussa Ba en 2002. Vivieron separados. El decidió abandonar su país por motivos políticos. «Trabajaba como funcionario en el Ministerio de Energía y Minas, estoy licenciado en esta especialidad», explica Moussa, 36 años. El tiene un trabajo en la empresa de limpieza de las calles de Lleida (sueldo 1.100 euros). «Nos quedamos aquí por Cherif, él es español y querrá vivir aquí, lo hacemos aunque casi no llegamos a fin de mes», dice Assa. Los africanos son los más débiles en esta pugna por trabajo que pierden.


«Ahora hay una situación completamente diferente. Los empleos para personal no cualificado – en la construcción, en los servicios… – que no quieren los españoles y que antes estaban vacíos, hoy ya no lo están. Cada vez es más ardua la disputa entre los propios inmigrantes. Se quitan el trabajo entre ellos», asegura Carlos Martín de CCOO. La situación es tan sombría que hasta el clero se ha atrevido a dar su opinión. José Sánchez, obispo de Sigüenza – Guadalajara y presidente de la Comisión de Migraciones a nivel europeo, dice que cuando empeore la situación económica podrían producirse ataques de racismo y xenofobia. «Hay que prevenir para las épocas de vacas flacas».


La situación es tal que la mayoría de los inmigrantes que han llegado en los últimos tres años no encuentran trabajo o lo hacen con extrema dificultad. Marlene Wittwer, chilena, aterrizó con 24 años. Hoy tiene 27 y lleva 13 meses en el paro. Experimenta una «sensación de derrota». ¿Cómo ve su panorama laboral a corto plazo en Cataluña? «Negro. Nulo. Muerto», responde en el bar en el que antes trabajaba de camarera. Su pelo marrón liso y su palidez le dan un aire frío. Como cuando aterrizó en Barcelona sola. Sin visado. Provista de una maleta roja de 20 kilos y 1.200 euros. Consiguió los papeles y parecía que su camino comenzaba. Mentira. Total de parados inmigrantes con papeles en Cataluña: 37.199, el más alto del país. Total de parados en el sector servicios: 111.885, el más elevado. Su antiguo jefe, el dueño del bar, la mima. Le dan consejos. Asiente.


«Ha habido un cambio radical entre los trabajadores inmigrantes necesarios en España», dice Eloy Capellán director de Adecco, multinacional de recursos humanos que contrata trabajadores en origen. «Siendo fríos. Los que ya han llegado y los parientes que traerán (bajo la reagrupación familiar) son suficientes para cubrir los empleos que se generan y los que se crearán».


LOS NUEVOS EMPLEOS


El modelo debe cambiar radicalmente según Capellán. Los empleos para los cuales no se necesita formación desaparecen. El caso murciano lo demuestra. Allí, en uno de los focos de este tipo de trabajo, se ha producido el récord de aumento de paro en un año: 55,03%. «Hoy se necesitan 9.000 médicos, por citar el ejemplo más extremo. Pero también informáticos, matemáticos… y (en oficios) personal cualificado en electromecánica, artes gráficas, cerámica…». Estos inmigrantes no tendrían ningún problema en hallar trabajo. ¿Robo de talento? «De ninguna manera. Si no se les da la oportunidad van a otros países como EEUU o Suecia. No nos olvidemos que además ellos envían remesas. Para ellos deberíamos crear una figura como el green card norteamericano con carácter de urgencia. Porque esos no son los que están llegando… Ni los que estamos formando», sentencia.


La opción alternativa es que los inmigrantes no cualificados aumenten su formación una vez lleguen aquí. Son muy pocos los que lo están haciendo. Beniamin, cansado de ser explotado, ha elegido esa ruta. «Cuan do llegué era peón de obra. Cargaba baldosas en sacos. Se clavaban en mi espalda», dice. Después trabajó para Unión Fenosa. Lleva 18 meses inscrito en las listas del INEM. Es el mismo tiempo que lleva estudiando para ascender laboralmente. «Ya que mi formación de informática no tiene validez aquí, decidí volver a empezar». Lleva 10 cursos realizados y unas 2.000 horas de formación. «Cuando termine el curso que estoy haciendo en la Universidad Politécnica de Madrid estaré preparado y mi mujer podrá ir a clases. Le toca». Estudia 10 horas diarias gracias a Sonia, quien acepta el sacrificio. Su esposo le ha dado un plazo. En febrero debe conseguir un trabajo como informático. Ella espera su oportunidad. Retira el plato de cozonac. Beniamin coge un casco con algo de polvo que conserva de sus anteriores trabajos. «Mi pasado. Pasado».


Con información de María J. García (Mallorca), Héctor Marín (Barcelona) y Marta Serret (Lleida)


EL PROXIMO AÑO 125.000 PARADOS MAS


Se estima que en 2008 habrá 500.000 de sem pleados en la construcción. El 25% de ellos será inmigrante. Más del 50% de nuevos parados registrados son inmigrantes. Desde 2000, el 67% del total de los puestos en la construcción fueron ocupados por extranjeros. Hasta el año pasado el nivel de desempleo entre los «con papeles» era prácticamente nulo. Existe un nuevo perfil que buscan los empresarios. Actualmente, ellos contratan en el exterior médicos, informáticos, ingenieros… En los oficios: expertos en electromecánica, artes gráficas, cerámica…

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