El CNP apresa al patrón de un cayuco que llegó a El Hierro

El Día, EL DÍA, S/C de Tenerife, 16-12-2007

El Grupo III de la Unidad contra redes de inmigración y falsedades detuvo a un varón de 38 años de edad y nacionalidad senegalesa. A este africano se le imputa un delito contra los derechos de los extranjeros y homicidio imprudente.

Policías adscritos al Grupo III de la Unidad contra redes de inmigración y falsedades (Ucrif) de la Brigada de Extranjería y Documentación de la Comisaría Provincial del Cuerpo Nacional de Policía de Santa Cruz de Tenerife procedieron a la detención de M.S., un varón de 38 años de edad y nacionalidad senegalesa, tras culminar la investigación iniciada con motivo de la llegada a la isla de El Hierro de un cayuco el pasado día 9. En la embarcación viajaban 80 inmigrantes irregulares, con uno de ellos fallecido y siete menores de edad.

La detención de M.S. se produjo al haberse encontrado, por parte de los investigadores, indicios suficientes para determinar que se trataba del patrón de la embarcación, que formaría parte de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de seres humanos que operan en los países de origen y gestionan las salidas masivas de cayucos a las costas canarias con ánimo de lucro. Se le acusa de delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y de homicidio imprudente.

Por las indagaciones realizadas se desprende que los subsaharianos salieron de una playa no determinada de Banjul (Gambia) durante la madrugada del día 2 de diciembre, tras pagar alguno de ellos hasta 500 euros para tener acceso al cayuco y poder realizar la travesía. En algunos casos, en lugar de pagar con dinero se hicieron en especias, con dos vacas, por ejemplo, e, incluso, entregando las escrituras de alguna vivienda. Tales pertenencias fueron puestas a disposición de los miembros de la organización criminal dedicada al tráfico ilegal de personas.

Una vez entregados los pagos citados a los organizadores y con objeto de no llamar la atención de las autoridades gambianas que se encuentran patrullando las costas de la capital, salen en embarcaciones pequeñas, alrededor de diez personas en cada uno. Los inmigrantes son trasladados hacia una embarcación de mayores dimensiones que les espera en alta mar hasta completar el pasaje necesario.

Con ello consiguen camuflarse como pescadores de la zona hasta que llegan al cayuco definitivo, donde entra en juego el papel fundamental del capitán de la embarcación, que previamente se ha puesto de acuerdo con los organizadores para indicarles el punto en alta mar donde recoger a los inmigrantes clandestinos que son trasladados por dos pescadores, que posteriormente regresan a la costa tras realizar todos los traslados.

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