TEATRO 'El enemigo de la clase'

Rebelión en las aulas

El Mundo, JAVIER VILLAN, 12-12-2007

‘El enemigo de la clase’


Autor: Nigel Williams. / Traducción y versión: David Desola. / Dirección: Marta Angelat. / Intérpretes: Bernabé Fernández, Eloy Yebra, Críspulo Cabezas, Javier Ambrosi, Ayoub ek Hilali, Diego Fajardo y Jordi Soler. / Escenografía: Ana Garay. / Iluminación: Bernat Jansá. / Escenario: Teatro Lara.


Calificación: *


MADRID. – Llega un poco tarde a los escenarios españoles, pues Nigel Willians la escribió hace años. Pero no llega a destiempo y la versión de David de Sola, reciente Premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid, la apuntala. En términos estrictos, no se trata de una rebelión en las aulas – circunstancia que suele tener un motivo concreto y dimensión generacional – sino de la violencia indiscriminada de un grupo marginal.


En un aula dejada de la mano de los profesores, recreada con detalle naturalista por la escenografía de Ana Garay, se enrocan seis alumnos, la hez de un colegio; enemigos de la disciplina, enemigos de todo: violenta trinchera inexpugnable frente al exterior y remota esperanza, defraudada de que alguien se acuerde de ellos.


La violencia está presente siempre; una violencia sin paliativos, reflejo de la violencia ambiental y liberación infructuosa de los demonios que los atormentan. Y que reproduce, con similares esquemas de organización y dependencia, los esquemas de una sociedad que detestan y que, en distinto grado, los hace irrecuperables.


Se trata de un grupo heterogéneo: el líder que oculta su solitaria fragilidad con rudas exhibiciones de mando, el nazi abrumado y en constante ebullición, el moro inmigrante, el sudaca, el ingenuo. Y el bueno; también hay un chico bueno, amante de la familia y sacrificado, cuyo destino, probablemente, será el mismo de los demas: la delincuencia; carne de calle y cárcel. Los distintos caracteres tienen en común la conciencia de grupo y un sentido unitivo de una amistad necesaria.


Aunque salten las luchas por la hegemonía, como saltan en otros grupos más respetables de la sociedad, la idea de poder está presente constantemente: un instinto de autoafirmación. Puede que ese profesor al que esperan, seguro que para maltratarlo y expulsarlo humillado de la clase, no llegue nunca. O si llega pasará de largo. Hay algo de fatalidad en ese lugar maldito.


Mientras tanto, mientras se enfrentan a la autoridad académica y esperan el relevo profesoral, los seis muchachos definen su vida improvisando cada uno una clase de tema libre. En esa diversidad – sexo, racismo, inmigración… – está uno de los ejes de una acción trepidante que conduce con firmeza Marta Angelat; es la que permite también apreciar los matices individuales de una interpretación fresca, sincera, antiacadémica y poderosa.

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