Retienen a una azafata española en el aeropuerto de Nueva York

El Mundo, RICARDO FANJUL. Especial para EL MUNDO, 12-12-2007

Con uniforme de Iberia y con su hija de nueve años, que la acompañaba para hacer unas compras navideñas. Así fue retenida durante cuatro horas una tripulante de cabina de la aerolínea española a su llegada al aeropuerto JFK de Nueva York. Pese a la evidencia del uniforme, la identificación de la empresa y el equipaje de la compañía, los agentes de policía del aeropuerto no entendían el motivo del viaje de esta madrileña de 38 años.


Sonia López Simón no daba crédito a lo que estaba viviendo cuando un policía le insistió en que le explicase el motivo de su viaje a Estados Unidos, según ha relatado a EL MUNDO. La azafata, resignada, se lo explicó. Pero el agente no quería entender o no alcanzaba a imaginar que su trabajo lo realiza en vuelo y que allí iba a descansar antes de regresar a España de nuevo.


«Algo insólito, porque seguro que ve cientos de tripulaciones al mes», explica Sonia. «Es más, delante de nosotros pasó una tripulación de British [Airways] y no dijeron nada. Así es que lo expliqué y expliqué, en inglés y español, pero me quitaron el pasaporte y me condujeron a una sala de retenidos o sospechosos».


Sin darle explicaciones en ningún momento sobre el motivo de su retención, la azafata fue conducida a una sala donde, en principio, le obligaban a estar sentada, gritándole que se sentara cuando se levantaba. Más tarde, metieron a 42 orientales en la sala, con lo que las dos ciudadanas españolas, la madre y la niña, tuvieron que pasar cerca de dos horas como dos inmigrantes ilegales más.


Amenazas con armas


Cuando Sonia pidió información sobre su situación recibió un grito para que se sentara e incluso fue amenazada con armas de fuego. No pudo usar el teléfono y, según confiesa, acabó rompiendo a llorar ante la impotencia por lo que estaba ocurriendo. Las mismas lágrimas que derramaba su hija.


Al menos, Sonia consiguió mantenerse en contacto con el representante de Iberia en Nueva York, que pudo llevarles agua y comida, y enviar un mensaje de teléfono a su marido, que comenzó las gestiones desde España para lograr la liberación de su mujer.


Tras varios intentos, consiguió que el Ministerio de Asuntos Exteriores se hiciera cargo de la situación. Sólo entonces averiguaron que la mujer había sido confundida con otra Sonia López, que figura en busca y captura en la base de datos de la policía estadounidense y que había llegado a Nueva York bastante antes.


Según la azafata, los agentes del aeropuerto supieron que se habían confundido de persona con bastante rapidez, pero aun así retuvieron a Sonia durante más tiempo. Finalmente, le dejaron su pasaporte en un mostrador, sin decirle que estaba ya solucionado ni que se podía marchar. Y, por supuesto, sin ofrecerle ningún tipo de disculpa.

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