Ocio / Solidaridad

Shakespeare a ritmo 'hip hop'

El Mundo, ADRIAN CORNEJO, 07-12-2007

Gracias al proyecto Arte Joven, 15 chicos de Orcasitas presentan un disco de rap en el que versionan a poetas clásicos Hasta hace poco, ni en su horizonte más lejano se dibujaba la posibilidad de pensar en otra cosa que no fuera su difícil día a día, marcado por un entorno familiar desestructurado, un manifiesto fracaso escolar y escasos recursos para salir adelante, en la mayoría de los casos. Más remota aún, pura utopía, resultaba la posibilidad de grabar un disco, editar mil copias del CD y presentarlo en una sala de conferencias de la SGAE a rebosar de cámaras y periodistas. Y sin embargo, el martes lo hicieron.


Varios chicos del barrio de Orcasitas y adyacentes, de nacionalidad dispar y mayoría de edad recién estrenada, presentaron el martes su primer trabajo discográfico, un álbum de hip hop de singular título: Rapsodas en el Barrio.


Precisamente el término rapsoda, que alude a los cantores populares de poemas de la antigua Grecia, sintetiza lo que los 15 autores del disco vienen haciendo desde febrero de 2006.


Tolerancia e integración


Desde este fecha, en la que ingresaron en el taller de hip hop de Arte Joven, hacia la expresión de ideas (programa barrial para la tolerancia e integración entre culturas) no han hecho sino tomar textos de grandes poetas de siempre y versionarlos, traerlos al siglo XXI a través de su joven y particular percepción.


Bajo el amparo económico de promotores, colaboradores y patrocinadores de prestigio (las fundaciones Tomillo y Autor, Coca Cola y la propia SGAE), los chicos y chicas de la reciente e internacional formación han versionado clásicos de Shakespeare o Lope de Vega, Calderón de la Barca, Góngora o el Arcipreste de Hita introduciéndolos en la máquina del tiempo y transformándolos en rap, que es lo que les motiva.


Se ve felices a los chicos. Desde este disco, a sus nombres de pila han añadido un alias o nombre artístico muy del gremio, visten más o menos como manda la tradición hiphopera y disfrutan con lo que hacen.


Paul, Clowdy, Goordy, Cristal, Bobek, A. V., Dramma, los únicos de los protagonistas presentes el martes, afirmaron haber llegado hasta allí «por cabezonería e ilusión» y dijeron estar deseosos de «actuar en directo». Algunos, como A. V., incluso encontraron en los poemas una opinión vigente y en sintonía con la suya: «Lope de Vega y yo tenemos la misma impresión sobre la noche».


De esta forma, la iniciativa solidaria parece haber alcanzado sus objetivos: lograr que los jóvenes con menos aptitudes para los estudios se acerquen a la cultura (y en especial a la lectura/literatura) por otras vías y fomentar entre ellos el entendimiento y la tolerancia. El disco, por tanto, independientemente de su calidad, es un elogio al lenguaje universal que es la música, una demostración de superación, de que en la sociedad puede haber sitio para todos si se halla el cauce que permita explotar las cualidades de cada cual.


En dicho proyecto, además de las respectivas organizaciones, ha colaborado muy especialmente Santi Martín, director del taller y encargado de la producción musical, así como dos nombres conocidos de la escena nacional, Tontxu y Frank T. El primero es el padrino del proyecto, mientras que el rapero ha participado en uno de los 14 temas del álbum, el titulado Propiedades que tiene el dinero.


EL MILAGRO DE ORCASITAS


Como el de Candeal, pero en España y con mayores de edad. El proyecto de versionar hip hop y clásicos del verso, la publicación del disco Rapsodas en el Barrio por chicos de distintas nacionalidades (colombianos, polacos, guineanos, españoles…) residentes en Villaverde – Usera no es sino otro ejemplo del poder socializador de la música. Una iniciativa pionera en España, pero que ya se realiza en algunos países desde hace tiempo.


El más célebre de los grupos de jóvenes reinsertados a través de un programa musical es el de los niños de la problemática favela Candeal, de Salvador de Bahía. La escuela Lactomía, colectivo de niños apadrinado por el mediático Carlinhos Brown, ha conseguido cambiar pistolas por instrumentos, sonidos de disparos por música alegre. Llegó a formar parte del documental de Fernando Trueba El Milagro de Candeal y, el pasado octubre, de la caravana de artistas latinos que tomó las calles de Madrid con motivo del Día de la Hispanidad.


No es el único caso. La Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar ha llegado a reunir bajo su órbita a 250.000 menores, niños de la calle y adolescentes sin muchos recursos, como los de Orcasitas. Bajo la dirección de Gustavo Dudamel, la formación llegó a poner en pie el mismísimo Royal Albert Hall de Londres. Dicen que el mismísimo Plácido Domingo lloró al escucharla.


Sin llegar a esas cotas de éxito, pero siguiendo sus solidarios pasos, se sitúan estos 15 jóvenes que ahora versionan La Canción del Pirata, Don Juan Tenorio o La Vida es Sueño. Apadrinados por el cantautor Tontxu el rapero y productor Frank T, los chicos han cambiado su sino: «Estaban acostumbrados a oír que no hacen nada bien», aseguró la presidenta de la Fundación Tomillo, entidad promotora de la iniciativa.


Ahora, con mucho trabajo de equipo y esfuerzo personal acaban de editar un CD promocional, con canciones que el propio Tontxu alaba, porque son «de la calle, del suelo». Anteayer eran unos desconocidos con dificultades domésticas o personales. Hoy salen en los periódicos y se sienten válidos. Es el milagro de Orcasitas.

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