COMENZAMOS recordando que nos dan lo
mismo los partidos de derecha, de izquierda o independentistas; que los
comportamientos que aquí juzgamos no tienen que ver con las ideologías, sino con
el buen o mal trato que dan a Canarias y, más específicamente, a Tenerife. Y de
ahí que nos canse ya, por ejemplo, la machaconería de Televisión Canaria con el
ensalzamiento de Las Palmas y la continua matraquilla de “la capital
grancanaria”, repetida para dejar bien clara su predilección por ella sobre las
demás. Y ahora llega López Aguilar para criticarle a ese medio que no se ocupe
de él y de su partido, pero hasta ahora no se ha quejado de que favorezca
descaradamente a su isla. Él, que se supone aspira a ser presidente de todos los
canarios y que debería preocuparle que todos reciban el mismo trato informativo
en un medio público. Porque, hasta ahora, TvC no se ocupa por igual de las
llamadas islas capitalinas que de las injustamente calificadas de “menores”. Y
con esa afición a los neologismos aparatosos, nos dice el secretario general de
los socialistas canarios que los informativos están “basurizados”. Puede, pero
eso será por el abuso y la repetición de noticias e imágenes de su “gran”
Canaria.

Da palos de ciego López Aguilar cuando ataca a quien sólo se defiende, como
el presidente canario, Paulino Rivero, pidiendo al Estado más compromiso para
acabar, de una vez por todas, con tantas muertes entre los inmigrantes que
llegan a las Islas en cayuco. Lo único que hace este último es dirigirse a quien
tiene la potestad y los medios para intervenir en el drama. ¿Qué pretende el
líder socialista, que se calle el presidente y deje pasar, como si lo que está
ocurriendo fuera admisible? ¿Cómo puede calificar de respuesta indigna la
defensa del bienestar de los canarios antes que la de otros a quienes tienen que
cuidar sus países, sus gobernantes y, en último caso, el Estado español? Las
muertes de estos pobres desgraciados las sentimos todos, pero eso –y también
podría decirse que precisamente por eso– no se contradice con exigir que se les
impida intentar la inmigración ilegal en precarias embarcaciones.

La impresión que dan estas continuas reprimendas a los gobernantes canarios
cada vez que se quejan de la avalancha migratoria es que los Gobiernos de
Madrid, desde los tiempos de Aznar hasta ahora, lo que pretenden es que este
archipiélago se llene de africanos;que se produzca una especie de fusión con
los naturales del lugar, el mestizaje total, para que se desdibuje la identidad
isleña, su cultura diferenciada, y así combatir mejor al nacionalismo, que lo
único que dice es primero nosotros y después los que vengan… si es que cabemos
todos. Y sabemos a lo que nos arriesgamos al decir estas cosas tan políticamente
incorrectas;a que los del “no a todo”, menos a la inmigración, se nos echen
encima con descalificaciones gruesas, con acusaciones de racismo y xenofobia,
como las que ya hace tiempo desestimó un fiscal.

* * *

Dijo el presidente canario en el acto institucional previo al Día de la
Constitución que él desea un Estado plurinacional; nosotros decimos que debe ser
“binacional”: de un lado España, del otro Canarias, aunque se conserven lazos de
todo tipo entre ambas. Pero una cierta dignidad, aunque sólo sea en tributo de
tantos nativos como fueron masacrados, requiere un gesto de ese tipo. Un
Estatuto diferente, que nos otorgue soberanía.