«¡Pero si yo sólo violé a una!»

Canarias 7, , 05-12-2007

Antonio F. de la Gándara
Las Palmas de Gran Canaria
El marroquí Malek M.S., acusado de atacar a cinco vecinas de Las Palmas entre enero y mayo de 2005 –dos de ellas menores– dijo ayer en el juicio que sólo admitía una violación y una agresión. «¿Niñas? pero si a mí me gustan los pechos grandes», expuso.

Segun la Justicia, se llama Malek M.S., aunque él asegura que su verdadero nombre es Laahoucine H., que tiene 29 años, que nació en Sbouya (Marruecos) y que llegó en patera a Fuerteventura a finales de 2003, tras cumplir siete años de pena en Francia por violación. Ayer fue juzgado ante la Audiencia Provincial de Las Palmas acusado de atacar a cinco vecinas de la capital grancanaria entre enero y mayo de 2005. Entre las supuestas víctimas, dos niñas de 13 y 14 años que fueron asaltadas en el portal de sus casas a golpe de destornillador. Una afirmó ayer que le obligó a hacerle una felación. La otra, que logró librarse de él antes de que intentara algo. No recordó si se había escapado o si él la había dejado ir. Ambas estaban aterrorizadas.

El representante del Ministerio Fiscal, Ernesto Vieira, pide en sus conclusiones definitivas 63 años de prisión para el marroquí, al que acusa de tres delitos de violación, uno de robo, otro de lesiones y una tentativa de agresión sexual. El abogado José María Guerra, que ejerce la acusación particular en nombre de una de las supuestas víctimas, pide 15 años de prisión por un único delito de violación con robo. La defensa, dirigida en turno de oficio forzoso y apresurado por el abogado defensor, Luis Bravo de Laguna –el anterior abogado del acusado renunció a su defensa–, pide 6 años por la única violación que reconoce el acusado, dos por robo y seis meses por una falta de lesiones.

Calificado como un sujeto muy peligroso por la policía y por autorizadas voces judiciales, el marroquí hizo honor a su fama y nada más subirse al estrado de los acusados intentó agredir a un reportero gráfico, para después encararse con la presidenta del Tribunal, Pilar Parejo, y manifestar a gritos que no quería estar presente en el juicio «en estas condiciones», en alusión a la presencia de las cámaras de los medios informativos. Su enfado ante las cámaras tiene relación directa con las al menos dos agresiones que ha sufrido en los últimos meses en la prisión provincial, donde los supuestos violadores de niñas no son muy populares. Teme más represalias. Abandonó la sala y sólo volvió al final del juicio –eso sí, mucho más taimado, casi como un corderillo– para pedir perdón a la juez por su comportamiento anterior y asegurar : «Yo sólo cometí una violación y le dí un golpe a una conocida». El acusado hizo un vehemente alegato para negar el ataque a las dos menores: «Con el perdón de su señoría», expuso, «A mi no me gustan las niñas, me gustan las mujeres con los pechos y el culo grandes, no he hecho todas esas cosas, no soy tonto, aunque es verdad que tengo el carácter duro».

Lo confesó todo.

Minutos antes de que se escuchara su último alegato, y ante su negativa a declarar cuando era su turno, la secretaria judicial había dado lectura a la declaración que el acusado había prestado durante la instrucción del caso, concretamente el 6 de mayo de 2005 ante la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas.

En aquella ocasión, el individuo comenzó su alegato anunciando que iba a decir «toda la verdad sobre los hechos» y reconoció haber cometido «cuatro violaciones de las que me acusan en Las Palmas desde enero de 2005». Minutos más tarde cambió de parecer y declaró: «no voy a reconocer las cuatro violaciones, entendía que tendría menos pena. Realmente, sólo voy a reconocer una violación, la última», que fue la que ayer reiteró que admitía haber consumado. La prueba es demoledora: su ADN estaba en la vagina de la víctima.

El fiscal: «Incluso 63 años parecen pocos».

El fiscal Ernesto Vieira pidió a la Sala una condena dura para que «la sociedad pueda estar tranquilia» y aseguró que incluso a pesar de pedir 63 años –de conformidad con lo que el Código Penal prevé para el rosario de delitos que se le imputan– «se me antoja un tanto corta la pena, por el desprecio mostrado a las mujeres en general».

Vieira consideró probado que en la noche del 12 de enero de 2005 el acusado violó a una joven a la que conocía de los ambientes marginales en las inmediaciones de la plaza de Farray, asestándole un palazo en la cabeza; que el 25 de abril siguiente, cazó a una niña de 13 años cuando entraba en su casa en el barrio de La Feria y se la llevó a la azotea amenánzandola con un destornillador para obligarla a practicarle una felación (se hallaron rastro de su ADN en una mancha de esperma en el pantalón de la niña). También entiende probado que esa misma tarde entró en un portal de Mesa y López, abordó a una niña que subía a su casa y se la llevó a la azotea, aunque en ese caso la menor logró escapar. Afirma que , el 30 de marzo abordó a una estudiante de la ULPGC en un descampado y la golpeó varias veces, y concluye asegurando que el 3 de mayo de 2005 abordó a una joven que entraba en su casa en la Avenida Marítima y la violó en el cuarto de los ascensores, para después robarle el monedero y el móvil. Este es el único crimen confeso.

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